El crédito de México

En el marco de la Convención Bancaria, la Asociación de Bancos de México y la Secretaría de Hacienda han firmado un acuerdo para fomentar el financiamiento dirigido a micro, pequeñas y medianas empresas.
El crédito bancario destinado a empresas en México, en contraste con los créditos de consumo y vivienda, ha mostrado un crecimiento limitado en la última década, representando menos del 10% del Producto Interno Bruto (PIB).
Dentro de ese escaso margen, el crédito específico para las Mipymes es aún menor, estimándose en apenas un 1.7% del PIB.
Esto es alarmante, dado que las Mipymes constituyen aproximadamente el 99% de los establecimientos en México y generan el 78% del empleo formal.
A pesar de que el crédito de la banca comercial al sector privado alcanza casi un 40% del PIB en México, sigue siendo bajo comparado con países de ingreso similar.
En Brasil y Chile, por ejemplo, este indicador representa el 74% y el 109% respectivamente. La brecha se explica en gran parte por la insuficiente disponibilidad de crédito empresarial en nuestro país.
El sistema financiero ha servido como termómetro de las turbulencias internas y externas que encara el país en la primera milla del 2025. Si el año pasado, la economía creció 1,2%, este año apenas se prevé un alza de 0,2%.
Para impedir que esta caída sea más profunda, la banca mexicana se compromete con la mandataria Claudia Sheinbaum a abrir la llave del financiamiento a las pequeñas y medianas empresas.
Los trámites para acceder a financiamiento son usualmente complicados y exigen abundante documentación, desmotivando a muchas empresas a solicitar crédito.
Numerosas Mipymes carecen de la capacitación necesaria para administrar correctamente sus finanzas, limitando su capacidad para obtener y manejar créditos.
La prevalencia de informalidad, especialmente en micro y pequeñas empresas, excluye a estos negocios del acceso al crédito bancario tradicional.
Esta falta de financiamiento adecuado impacta negativamente la supervivencia y el crecimiento de las Mipymes.
Se estima que entre 2019 y 2023, alrededor de 1.4 millones de empresas cerraron en México, principalmente por falta de capital para operar y expandirse, más allá de los efectos de la pandemia.
Para que existan efectos tangibles, se tendrían que implementar fondos de garantía respaldados por el gobierno o la banca de desarrollo para disminuir el riesgo percibido por los bancos.
Por otra parte, se debe reducir la burocracia y facilitar los requisitos para acceder al financiamiento, involucrando tanto a instituciones bancarias como a reguladores.
Desarrollar programas específicos que capaciten a las Mipymes en una gestión financiera eficaz y en la comprensión de los productos crediticios.
Otra de las acciones concretas sería, impulsar la participación de nuevas instituciones financieras y soluciones tecnológicas adaptadas a las necesidades de las Mipymes, tarea en la que los reguladores también tienen un rol clave.
Incentivar la formalización para aplicar políticas públicas que motiven a las empresas informales a integrarse formalmente, facilitando su acceso al sistema financiero.
Más allá del compromiso político, se espera que exista una determinación genuina por parte de los bancos y sector público para implementar estos cambios esenciales.