El capo que estuvo olvidado

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En tercera persona

A mediados de marzo de 2017, un falso camión de madera llegó a descargar al penal de Aguaruto, en Sinaloa. En el mismo módulo del centro penitenciario se hallaban internados cinco reos de altísima peligrosidad, jefes de plaza, operadores y líderes de brazos armados del Cártel de Sinaloa, ligados al “Mayo” Zambada y a los hijos del “Chapo” Guzmán, que mediante recursos de amparo habían evitado que los enviaran a prisiones de máxima seguridad.
Luego se sabría que aquellos personajes controlaban en su totalidad el penal de Aguaruto, y que ahí se la pasaban en grande con pleno acceso a celulares, televisores, droga, alcohol y sexoservidoras.
Habían ido llegando por diversas razones. El reo más visible era Juan José Esparragoza Monzón, “El Negro” o “El Azulito”, hijo del célebre fundador del Cártel de Sinaloa, Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, el cual estaba encargado de la red de distribución de droga del cártel, así como de las operaciones inmobiliarias tendientes al lavado de dinero.
Ahí estaba también Francisco Zazueta Chimal, alias “Pancho Chimal”, jefe de seguridad de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, encargado de Culiacán y Agua Prieta, y responsable de la emboscada que en septiembre de 2016 dejó cinco militares muertos.
Los otros tres eran Alonso Limón Sánchez, alias “Poncho Limón”, brazo derecho del “Mayo” Zambada y uno de los principales coordinadores del trasiego de droga; Jesús Peña González, “El 20”, quien al lado de José Rodrigo Aréchiga Gamboa, “El Chino Ántrax”, había fundado el más violento de los brazos armados del “Mayo” Zambada (Los Ántrax), y Rafael Guadalupe Félix Núñez, “El Changuito Ántrax”, quien era precisamente el responsable de manejar ese sanguinario brazo armado.
Todo ocurrió en cosa de minutos. El falso camión de madera, dotado con una caja de doble fondo, sacó del penal a los cinco narcotraficantes sin que ninguno de los custodios lo advirtiera (o eso dijeron). De hecho, solo se descubrió la fuga cuando una llamada al 911 la reportó.
“El Azulito” solo estuvo en el penal 57 días. Los reos se despidieron de Aguaruto con una escandalosa fiesta en la que hubo de todo.
“Pancho Chimal” fue abatido un mes después. “El Azulito” murió de Covid en la peor ola de la epidemia (Rafael Caro Quintero envió a su funeral un arreglo con 500 flores). Reportes de inteligencia indican que en los seis años que han pasado desde entonces “Poncho Limón” creció tanto que aspira a convertirse en sucesor del “Mayo” Zambada: hoy por hoy, es una de las figuras más relevantes del cártel.
“El 20” dejó de ser mencionado tras la fuga. En cambio, “El Changuito Ántrax”, Rafael Guadalupe Félix Núñez, sigue prófugo y operando las actividades del cártel en Manzanillo, Colima.
Félix Núñez manejó el brazo armado del “Mayo” Zambada al lado de José Rodrigo Aréchiga, “El Chino Ántrax” –el narcotraficante que hace una década sostuvo con un escandaloso romance con Paris Hilton–, hasta que este fue ejecutado y su cuerpo quedó abandonado en una BMW en la comunidad de Ayune.
Al menos desde 2013, sin embargo, “El Changuito Ántrax” había tomado el control del grupo. Ayer, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, lo designó al lado de otros narcotraficantes –los hermanos Alfonso Arzate García y René Arzate García, jefes de plaza en Tijuana–, como una figura clave “en el tráfico ilícito de fentanilo y otras drogas mortíferas”.
Según la OFAC, desde su fuga, “El Changuito Ántrax” “se ha convertido en un poderoso y violento líder del Cártel de Sinaloa” que opera desde el puerto de Manzanillo, en Colima, donde se reciben “cargamentos de todo el mundo, incluso cocaína procedente de Colombia”, así como “precursores químicos ilícitos, incluidos los utilizados para sintetizar fentanilo, procedentes de Asia”.
La OFAC definió Manzanillo como “un centro estratégico de transporte de drogas con destino final a los Estados Unidos”.
En ese sitio, Félix Núñez ha operado en el “olvido” durante el último lustro. Luego de una fuga estrepitosa, de un escándalo al que pronto apagaron nuevos escándalos, el Departamento del Tesoro nos recuerda que el viejo jefe de Los Ántrax no se fue. No se ha ido: maneja las operaciones del Cártel de Sinaloa en el estado con la tasa de homicidios más alta del país y en donde se encuentra la que, por dos años consecutivos, ha sido considerada la ciudad más peligrosa del mundo.
Las consecuencias de la fuga de Aguaruto fueron letales para México.

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