El año preelectoral
Este 2023 representa el año preelectoral de lo que con seguridad es el preámbulo a uno de los procesos electorales más importantes en la historia contemporánea de nuestro país.
El 2 de junio del 2024 se renovarán más de 20,000 cargos de elección popular; este proceso electoral implica elecciones a nivel federal para la renovación de la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión, de igual manera a nivel local habrá elecciones en los 32 estados y se renovarán múltiples cargos.
El número de personas que se registrarán para competir en este proceso será sin precedente en la historia de México.
No cabe duda de que el año preelectoral juega un papel importante cada sexenio, para algunos representa el “año de Hidalgo”; mientras que para otros es el año de la oportunidad de escalar en la intrincada escalera de la política. Y es cuando aparecen todo tipo de personajes políticos aspirando a un puesto de elección popular.
La mayoría de estos personajes son verdaderos simuladores en la política, y prácticamente sin posibilidades de desarrollar un verdadero esquema que pueda motivar a la ciudadanía a apoyarlos.
Esa es la importancia de un país democrático, en donde se respetan las libertades esenciales de la sociedad, en donde la base y fundamento es consolidar un sistema democrático que cuente con reglas claras, y estas reglas tienen su fundamento y se basa en la equidad, justicia e igualdad de todos los actores políticos y sociales.
La renovación del poder político siempre se ha caracterizado por todo género de pasiones políticas, en donde por lo general se rompen todo tipo de reglas de conducta electoral.
Esta es una de las razones fundamentales de la presencia viva y activa del árbitro electoral.
Tanto los partidos políticos, coaliciones, la ciudadanía y en resumen cualquier ente individual y/o colectivo que convoquen y organicen actos políticos, a los que comúnmente se les denomina “procesos políticos internos” tienen la obligación por ley de informar sus actividades al Instituto Nacional Electoral.
Sin un ente regulatorio del proceso electoral, como pretendía la 4ta transformación, se daría pauta a todo tipo de ilegalidades producto de ambiciones personales y ansias de poder político, sabedores que este les representa el pase automático a un enriquecimiento económico ilícito e ilegal.
Hay un proverbio que deriva de la biblia, el cual su enunciado es “De todo hay en la villa del señor”, y enfáticamente se emplea para indicar que en este mundo hay personas de cualquier condición y naturaleza.
En política este proverbio declara con exactitud que, en tiempos electorales, nos vamos a encontrar infinidad de lobos queriéndose disfrazar de ovejas.
Se presentarán con un amor desmedido hacia el municipio que pretenden gobernar.
Volteemos un momento al histórico de nuestro municipio Puerto Vallarta, cuántos presidentes municipales hemos visto pasar que incumplieron la mayoría de sus promesas de campaña e ilegalmente acumularon riqueza económica infinita.
Ese es el razonamiento que nos debe de tener activos y actuantes como sociedad civil, es esta sociedad vallartense la que ha hecho posible el destino turístico que hoy tenemos.
Una sociedad inmersa de pasión por la ciudad en la que reside, que ha sabido desarrollar desde su particular actividad economía y prosperidad a base de tesón y de trabajo.
Una sociedad que ha decidido vivir aquí, crecer en todos sentidos junto con su familia, formando ciudadanos responsables y amantes de su terruño.
Ciudadanos Vallartenses oriundos y adoptados que, en cada momento entregan su esfuerzo y su pasión por esta ciudad plena de opciones y oportunidades.
Es por eso por lo que este año preelectoral debemos de ajustar la mira y poder localizar a esos aventureros de la política, a esos lobos disfrazados de corderos, que externan a los 4 vientos que están dispuestos a sacrificar parte de su vida por la comunidad.