Dodgers conquistan la Serie Mundial en un cierre de infarto

Toronto roza la hazaña, pero cae en casa ante Dodgers. Un final electrizante en el Rogers Centre define al campeón del béisbol mundial.
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Los Dodgers de Los Ángeles son campeones del béisbol por segundo año consecutivo. Derrotaron 5–4 a los Blue Jays de Toronto en un juego siete épico, definido en la undécima entrada ante un Rogers Centre que pasó de la euforia al silencio en cuestión de segundos.

El juego fue una montaña rusa. Toronto golpeó primero, con un jonrón de tres carreras de Bo Bichette en la tercera entrada que encendió a los 45 mil aficionados presentes. Shohei Ohtani abandonó temprano el juego, desbordado por la ofensiva local.

La defensa de Toronto hizo historia. Daulton Varsho se lanzó con casa llena para robar un imparable que habría vaciado las bases, y Vladimir Guerrero Jr. selló esa cuarta entrada con otro lance imposible por la inicial.
Dos jugadas que parecían empujar el destino hacia Canadá.

El venezolano Andrés Giménez amplió la ventaja en la sexta con un doble que llevó al plato a Ernie Clement.
Los Blue Jays dominaban 4–2, el público cantaba “Let’s go Blue Jays” y el ambiente era de fiesta contenida.

Pero el béisbol nunca perdona. En la octava, Max Muncy pegó un jonrón solitario que acercó a los Dodgers 4–3.
El estadio se estremeció; las pulsaciones subieron. Trey Yesavage salió entre aplausos, y Jeff Hoffman heredó el reto de sostener la ventaja.

Los nervios llegaron en la novena. Miguel Rojas empató el juego con un cuadrangular que silenció Toronto. El marcador 4–4 devolvió la tensión a un juego que ya rozaba la leyenda. Los Blue Jays llenaron la casa en la parte baja, pero no concretaron la oportunidad.

La décima transcurrió entre respiraciones contenidas. Ni Toronto ni Los Ángeles pudieron romper el empate.
Los lanzadores se crecieron, y cada out fue un golpe de corazón.

Y entonces llegó la undécima.
Jeff Hoffman dejó su lugar a Seranthony Domínguez, pero la historia ya estaba escrita. Will Smith, el receptor angelino, conectó un batazo monumental que se perdió en las gradas del jardín izquierdo. Jonrón. Dodgers arriba 5–4. Los Ángeles, a tres outs de repetir la gloria.

Toronto tuvo su última oportunidad.

Vladimir Guerrero Jr., el dominicano nacionalizado canadiense, abrió el cierre de la entrada con un doble que golpeó la pared del jardín central. El estadio explotó de esperanza.

Isiah Kiner-Falefa tocó la pelota y permitió que Guerrero avanzara a tercera, pero fue out en primera. Addison Barger recibió base por bolas. La escena quedó servida para el mexicano Alejandro Kirk.

Kirk, sereno, trazó una línea en la tierra con su bat, una cábala de fe. El lanzamiento llegó, el swing fue firme… y el destino cruel. Roletazo al cuadro, doble play, y el sueño canadiense se desvaneció entre guantes azules.

Los Dodgers corrieron al centro del diamante, celebrando su título 2025. El Rogers Centre, testigo de una noche histórica, se quedó inmóvil por unos segundos antes de despedir a sus héroes con un aplauso largo, de respeto.

Treinta y dos años después de su último campeonato, los Blue Jays estuvieron en cierto momento a solo dos outs de la gloria. Pero el béisbol, ese juego de paciencia y de milagros, volvió a recordar que nadie es campeón hasta que cae el último out.

En Toronto, los Dodgers levantan de nuevo el trofeo. La Serie Mundial 2025 se recordará como una de las más intensas de la historia.  Un clásico moderno. Un juego que lo tuvo todo: drama, defensiva, nervios, y corazón.
Un cierre digno del mejor béisbol del mundo.

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Hugo Lynn