“Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”
Un querido amigo recién llegado de un viaje en Inglaterra y España, llega sin la saturación del primer ministro inglés ni con la presencia diaria y repetitiva del presidente español, durante su estancia en esos países.
Como dice nuestro presidente en turno “no somos iguales”.
Claro que no somos iguales, por eso tenemos nosotros al presidente en turno, en el desayuno, comida y cena, con sarcasmos, insultos, medias verdades, mensajes anunciando la pureza de su régimen,
y asegurando “no soy corrupto”, aunque hay evidencias que indican lo contrario.
La corrupción tiene muchos géneros y la mayoría alejados del dinero, manipulación, opacidad, abuso de autoridad, violación a la Constitución, insultos, violación de juramento, mentira.
Ningún presidente de ningún país tiene a la ciudadanía que lo eligió hasta el hartazgo, queriendo tener presencia continua con la sociedad como si tuviera un temor de perder poder o el apoyo de sus alineados.
Por algo nos dicen tercermundistas en el concierto mundial y con razón.
Perdemos el tiempo en estupideces y suposiciones de todo tipo, derivadas de comentarios sin poder trascender a un ambiente productivo y de progreso sostenido.
Haciendo un parangón con el estilo barroco de siglo XVII, en donde la principal característica en sus manifestaciones impera el miedo al vacío, eso nos sucede ahora con nuestro presidente en turno. Tiene pánico al vacío político y por eso aparece diariamente 3 horas, en un despliegue que va de anécdotas, comentarios, temas trillados, insultos a todo mundo, desprecios y menosprecios, así como muchos tipos de distractores.
Así mismo, asegurando que “no es corrupto, somos diferentes, no mentir, no robar, no engañar” entre muchos otros.
Atendiendo a la sabiduría popular milenaria se comenta,
“dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”.