Flores para Día de Muertos: alternativas al cempasúchil para decorar altares y tumbas
En México, el Día de Muertos y Todos los Santos es una de las festividades más significativas, con altares y tumbas adornadas en memoria de los seres queridos que ya no están. Si bien la flor de cempasúchil sigue siendo la más representativa por su vibrante color naranja y simbolismo, otras flores como el terciopelo, crisantemo y nube también embellecen y llenan de significado estas ofrendas, especialmente en el Estado de México, un destacado productor de estas especies.
Cempasúchil: la flor del sol
Conocida como “Flor de 20 pétalos”, su origen mexicano la convierte en un símbolo de la festividad. El cempasúchil es valorado por sus tonos amarillos y naranjas que, según la tradición prehispánica, representan al sol y marcan el camino de los difuntos de regreso al mundo de los vivos. En el Estado de México, se cultivan más de 82 hectáreas, que producen 123 mil manojos.
Nube: el aroma que guía a las ánimas de los niños
También llamada “Velo de novia”, la nube se distingue por sus pequeños pétalos blancos y rosados. Estas flores de suave aroma, que adornan tanto altares como panteones, se asocian con las almas de los niños. Durante esta temporada, se cosechan 173 hectáreas de nube en el Estado de México, con una producción de 460 mil manojos.
Terciopelo: símbolo de consuelo
Popularmente conocida como Terciopelo o Cresta de Gallo, la celosía es una flor con textura aterciopelada y es usada en las ofrendas como símbolo de confort en el duelo. Su cultivo se extiende en 60 hectáreas de los municipios de Tonatico y Villa Guerrero, con una producción de 325 mil manojos.
Crisantemo: la flor de la eternidad
Significando “Flor de oro”, el crisantemo, especialmente en tonos morados, simboliza la eternidad en los altares y se coloca en panteones por su distintivo aroma. El Estado de México produce más de 2,591 hectáreas, siendo Villa Guerrero el mayor cultivador con más de mil 692 hectáreas.
Cada una de estas flores, con sus colores y significados, enriquece la celebración de Día de Muertos, recordándonos que la vida y la muerte están unidas, y brindándonos un momento para honrar a quienes ya partieron.