Desigualdades

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Calíope

La empresaria Patricia Armendáriz escribió un tweet el pasado 7 de febrero que causó indignación por la forma en la que las desigualdades funcionan de distintas maneras en la sociedad, no sólo en lo económico.

Esto escribió: “Se acaba de ir mi asistente de toda la vida. Alfredo Serratos. Víctima de Covid. Lo voy a extrañar siempre. Pero mi aprendizaje fue que la base de la pirámide tiene la autoestima por los suelos. Se sintió mal y no me pidió nada. Estemos pendientes de nuestra gente”.

El pez por la boca muere, sin duda. Con esta aseveración queda claro que ella se imagina la sociedad como una pirámide, en la que ella se encuentra en la punta, donde son pocos –poquísimos- y muy alejados de la base, aquella en la que está el grueso de la población, que viven al día y que soportan a la pirámide completa.

Y es cierto que ella se encuentra en la punta. Armendáriz tiene una licenciatura en Actuaría en la UNAM, una maestría en Desarrollo Económico en la Universidad de Cambridge y un doctorado en Economía del Empleo por la Universidad de Columbia. Ha asesorado a diversas empresas y a funcionarios públicos.

Actualmente es directora de Financiera Sustentable, consejera de Grupo Financiero Banorte y fue Vicepresidente de Supervisión Bancaria en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

En el sector público, fue asesora de Pedro Aspe en la Secretaría de Hacienda durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, en 1991 fue negociadora de la Secretaría para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en materia de servicios financieros, también fue directora asociada en el Banco de Pagos Internacionales, organismo encargado de emitir reglas de supervisión y regulación de bancos internacionales a través del Comité́ de Basilea.

Cuando fue vicepresidente del CNBV diseñó el sistema de supervisión por riesgos, teniendo una participación activa en la reestructura bancaria que tuvo lugar durante la crisis en la década de los 90. Ahora esta mujer formada en lo más rancio del neoliberalismo de este país apoya constantemente a López Obrador.

Pero este gatopardismo político no es capaz de ocultar las asimetrías que existen en el interior de la sociedad, por más apoyos (fingidos o auténticos) al actual régimen.

En esta pirámide los trabajadores se encuentran en la base, son mayoría y trabajan por todos, continúa la burguesía, que se beneficia del trabajo o la explotación de los trabajadores, siguen el ejército y el clero, que sirven para mantener el statu quo de la sociedad, y se culmina con la oligarquía y los grandes capitales.

Esta geometría de la desigualdad (a imagen y semejanza de la pirámide de Maslow) normaliza la forma vertical de la sociedad, en la que las jerarquías se estrechan en la medida en que se acumula capital, pero se proyecta una imagen de horizontalidad en la que los derechos son iguales para todos, los poderosos son protectores de los desposeídos, quienes deben eterna gratitud y, como en este caso, quienes no participan en esta relación de poder dominado-dominador, están excluidos (aquí se dice baja autoestima).

Así las cosas. La desigualdad no es únicamente económica, también hay profundas desigualdades en la sociedad como en las relaciones de poder, en la diferencia de géneros o del color de la piel. México es un país de contrastes marcados.

@cromerogabriell