DESEMPLEO, tasa de interés, tipo de cambio

La generación de empleos durante el tercer trimestre del año fue insuficiente para cubrir la creciente
demanda de trabajo en México en el tercer trimestre de 2024.
Durante el periodo de julio a septiembre del presente año, se crearon 201 mil empleos tanto del sector formal como informal de la economía respecto al segundo trimestre, de acuerdo a los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pese a lo anterior,
el número de desempleados aumentó al pasar de un millón 626 mil en el periodo abril-junio del año a un millón 842 mil en el tercer trimestre, lo que significó un incremento de la
tasa de desocupación de 2.7% a 3.0% de la población económicamente activa, la cifra más alta en dos años.
En octubre de 2024, la población desocupada fue de 1.5 millones de personas, lo que muestra una reducción anual de 142 mil ciudadanos.
Las personas desocupadas representaron 2.5 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), 0.2 puntos porcentuales menos que en el mismo mes de 2023.
Por duración del desempleo, el pasado octubre 18.8 por ciento de la población desocupada buscó un empleo por más de tres meses; 31.4 por ciento permaneció desempleada más de un mes y hasta tres meses, mientras que 46.8 por ciento buscó trabajo h
asta por un mes.
TASA DE INTERÉS
El Banco de México redujo su tasa de interés de referencia al 10.25% en noviembre de 2024, como se anticipaba ampliamente y alineándose con las tendencias de las principales economías.
Se espera que el crecimiento económico global en el tercer trimestre refleje el trimestre anterior, aunque de manera desigual entre países, mientras que la inflación en las economías avanzadas continúa disminuyendo, con algunas acercándose a los objetivos de los bancos centrales.
En México, los mercados financieros experimentaron volatilidad, con un peso depreciado y un aumento en los rendimientos de los bonos gubernamentales, mientras la actividad económica mostró una leve mejoría, pero se espera que se debilite el próximo año.
La inflación general aumentó de 4.66% a mediados de septiembre a 4.76% en octubre debido a choques de oferta que afectaron la inflación no subyacente, mientras que la inflación subyacente disminuyó a 3.8%.
A pesar de las recientes presiones inflacionarias, las expectativas de inflación a largo plazo se mantienen estables, y el banco central relajó su política monetaria, señalando mejoras en las tendencias de la inflación subyacente.
El país estará cerca de la meta del Banco de México (Banxico) de tener una inflación general del 3% en el año 2025, aunque para el presente ejercicio de 2024 anticipó una tasa del 4.5%.
Los riesgos para el crecimiento están sesgados a la baja mientras que los de la inflación al alza. Un crecimiento más débil de lo esperado en Estados Unidos, un incremento en la aversión global al riesgo y efectos imprevistos de las reformas institucionales (de México) podrían pesar en el resultado. Los mexicanos sabemos que la desgracia de unos es la fortuna de otros y eso aplica también en la economía.
La depreciación del tipo de cambio del peso frente al dólar, un fenómeno que tradicionalmente genera incertidumbre, podría traer beneficios para México en 2025. Uno de los efectos de la devaluación del peso frente al dólar podría reflejarse en las reservas internacionales,
lo que abre una ventana de oportunidad para fortalecer las finanzas públicas del país.
La clave de un posible beneficio en las finanzas públicas radica en los remanentes de operación del Banco de México, recursos que se generan cuando la depreciación de la moneda incrementa el valor en pesos de las reservas internacionales.
Por ley, esos remanentes se destinan mayoritariamente a la amortización de la deuda pública,
mientras que el 30 por ciento restante se enfoca en reforzar el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios o en incrementar los activos financieros del gobierno.
En los últimos años, no ha habido remanentes significativos. Esto se debe principalmente a la fortaleza del peso frente al dólar.
Sin embargo, el cierre de 2024 apunta hacia un escenario opuesto.
Contar con estos remanentes en 2025 no resolverá todos los desafíos económicos de México, pero sí ofrecerá un auxilio inestimable para mantener la estabilidad financiera. Este escenario subraya la importancia de un manejo prudente de los recursos y la disciplina fiscal como pilares para enfrentar un entorno económico incierto.
Aunque la depreciación del peso frente al dólar
pueda parecer negativa a primera vista, su impacto en las reservas internacionales y, por ende, en los remanentes del Banco de México, puede convertirse en una herramienta crucial para reforzar la economía del país y protegerla de futuras turbulencias financieras.
HV