De montajes y difamaciones en la vacunación
¿Hizo falta inculpar a una persona, que nada tenía que ver con un secuestro, para realizar el montaje televisivo más famoso de la época contemporánea de la televisión mexicana? La respuesta es no. Sin ambages ¿Se necesitó de todo un plan que iba punto por punto desde la infiltración de una voluntaria hasta el pase de una persona de la tercera edad, todos ellos puestos de acuerdo para generar un teatro que pusiera en duda al sistema de vacunación actual? La respuesta sigue siendo la misma que la primera, absolutamente inverosímil.
Entonces ¿Qué es lo que unifica en este caso ambos sucesos? El intento de manipular a la sociedad por parte de los poderes económicos y políticos que han perdido sus privilegios en el marco de la cuarta transformación.
Una mañana, la sociedad mexicana se levantó con un reportaje en vivo sobre la detención de una banda dedicada al secuestro, esta transmisión satelital requirió de la preparación de todo un set para hacer creer a la audiencia que estamos ante unos delincuentes que estaban siendo detenidos in situ.
En el ideal del poder político y económico en México era necesario mostrar que el súper policía contratado por el Gobierno Federal daba resultados, y este tipo de golpes espectaculares podía generar el respaldo de una nación, o simularlo por lo menos. Y es que al mismo tiempo la sociedad estaba siendo sumida en un baño de sangre producto de una guerra decretada por un presidente carente de legitimidad.
Los secuestrados, uno a uno identificaba a sus captores, y sobre ello nunca hubo duda, pero era claro que el montaje producido entre el poder económico y el poder político vulneró los derechos de las personas detenidas por dichos sucesos. Tiempo después se supo que los detenidos nunca fueron agarrados en esa casa de seguridad sino más bien en una carretera. El caso pasó a mayores porque había una ciudadana francesa, de otra forma hubiera quedado enterrado en los miles de casos en donde la autoridad actúa al margen de la ley y no pasa nada.
Es decir, la autoridad federal en ese momento se valió de las posibilidades de reproducir una detención para aparecer como el garante de la seguridad en México, en plena crisis política e institucional. En donde el golpe preventivo contra el movimiento de Andrés Manuel López Obrador estaba muy fresco en el ambiente y había que contrarrestar la narrativa, aunque con ello ensangrentaran al país y lo metieran en una espiral de violencia que hasta la fecha es un problema de seguridad nacional.
En este montaje no se respeto el derecho a la verdad. Y con ello tampoco se respeto el derecho de las personas secuestradas para encontrar justicia, es decir para que sus captores tuvieran un juicio justo. De igual manera tampoco se respetó el derecho de inocencia de los detenidos. Una serie total de irregularidad, que mostraban el camino del estado de excepción que se volvió regla a partir del fraude electoral de 2006.
Sobre la base de la realidad, el poder político y económico -disculparan ustedes que lo repita, pero es necesario-, montaron una manipulación grotesca para intentar engañar a la sociedad, para introducir un discurso de legitimación de un poder espurio. Lo que importaba era mostrar el espectáculo para desviar la atención de lo real, la defensa del calderonato a través de una narrativa épica. Fallaron.
Sobre los sucesos desarrollados en Zacatenco, el campus principal del IPN, ya se sabe que el adulto mayor venía grabándose todo el tiempo mostrando su descontento por haberlo obligado a realizar una fila. Él y su acompañante son opositores al gobierno, y con justa razón pueden expresar todo su descontento, pero también es claro que la voluntaria se incomodó y eso generó un error, que hasta donde todo parece ser fue involuntario. Las autoridades presentes resolvieron el problema inmediatamente, ya que el adulto mayor fue vacunado antes de salir del Centro de Vacunación. Es decir, no hubo ni existe un plan para no vacunar a la población mexicana.
Pero este problema que pudo haber sido uno más de los conflictos que seguramente se deben desarrollar en una etapa de vacunación en la que ya casi llegamos a las 10 millones de vacunas aplicadas fue amplificado en las redes sociales, para inmediatamente ser puesto en los principales encabezados de los medios de comunicación masiva intentadolo hacer pasar como una acción deliberada del gobierno.
No es para menos, este nuevo montaje va en concordancia con el modelo de comunicación construido como eje de las guerras de cuarta generación. Los miles bots que dispararon este asunto en Twitter se mueven bajo financiamiento que no es transparentado de ninguna forma. Y están listos para operar a partir de cualquier error posible que les ayude en la narrativa.
Es más, bajo esta lógica es muy claro que este tipo de tendencias negativas, en donde la estimulación del miedo y el odio forman una característica inconfundible, ya están dentro de los esfuerzos de la oposición por hacer efectiva su plataforma electoral, que no es otra cosa más que mostrar el gobierno del presidente López Obrador como un fracaso.
Ante un solo conflicto en un solo puesto de vacunación, vaya pues un caso real como el que sucedió con el montaje del secuestro, se intenta modificar la narrativa que existe en los puestos de vacunación, en donde el ambiente es festivo, en donde la gente tira porras a los encargados y en donde se siente un alivio.
La estimulación de este tipo de difamaciones como por ejemplo que estamos ante una campaña de vacunación sin vacunas no están siendo observadas por el Instituto Nacional Electoral, y forman parte de un mecanismo complejo en donde se combinan actores políticos, sociales y mediáticos con un mismo fin, que Morena y la cuarta trasformación pierdan las elecciones.
Pero aún y con todo este lodazal que se quiso intentar colocar como centro en el inicio de las campañas electorales, la vacunación avanza muy a pesar de la oposición. La doctora Claudia Sheinbaum tiene razón, el esfuerzo y apoyo de miles de voluntarios allá afuera en la guerra contra la COVID-19 es invaluable y eso es lo que hay que ser garantizando, esta calumnia ni siquiera tizna.