Dalilah y Alexis revientan en la cena de nominados tras la pregunta más cruel de la jefa

La pregunta de la jefa desató una tormenta en la mesa: Dalilah lloró y Alexis confesó un pasado reciente marcado por la derrota.
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La cena de nominados ardió en tensión. Todo comenzó cuando la jefa lanzó la pregunta más cruel: ¿quién no merece ganar el juego? y Alexis fue brutalmente honesto.

Shiky, desencajado, empezó a desesperarse. Apuró a los habitantes a contestar, incluso a Dalilah, que evitaba responder hasta donde pudo.

Pero el nudo se rompió. Dalilah estalló en llanto. Entre sollozos, llamó “culeros” y “pendejos” a los del ex cuarto noche.

Recordó que cuando Priscila la cambió de cuarto no la despidieron de noche con apoyo. “Por qué no soy la niña bonita”, gritó con rabia contenida.

Dijo que se portaron crueles con ella, que la hicieron sentir el rechazo, marcada como traicionera. El ambiente se volvió un campo de batalla.

Le reclamó a Aldo que sí fue recibido con fiesta en el cuarto noche, mientras ella soportó indiferencia y burlas de sus ex compañeros de habitación.

Alexis saltó al fuego. Ofreció disculpas, pero cortó de raíz: “Darte dos o tres puntos no es crueldad, es estrategia. Esto es un juego”.

Dalilah le reprochó que nunca la deja hablar, que la interrumpe. “Soy introvertida, no antisocial”, se defendió mientras las lágrimas corrían.

Alexis, enganchado, también explotó. Se dijo ganador, lobo solitario frente a la “manada” que busca llegar unida a la final.

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La discusión subió de nivel cuando Alexis soltó su verdad más oscura. Tras un infarto, estuvo quebrado dos años y pensó en quitarse la vida.

“Me gusta ganar y estoy en primera división”, aseguró. Pero confesó que le dolió que lo llamaran “un león viejo con poca vida”.

El aire se cortaba. Dalilah expuso su fragilidad, Alexis mostró sus cicatrices. La mesa se convirtió en un paredón de confesiones y reproches.

La jefa dio finalmente la salida. Los del cuarto noche abandonaron la sala como estampida. Shiky y Dalilah se quedaron, tragando el sapo atravesado.

La cena de nominados dejó heridas abiertas. Una tormenta de llanto, gritos y confesiones que promete seguir incendiando la casa.

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Valeria Mireles