Cuando el río suena, agua lleva

0
195

Al ver algunos segmentos y resúmenes de la mentada mañanera diaria, lo que originalmente iba a ser una sesión informativa ha tenido un cambio radical.

Esa presentación diaria se ha vuelto un auténtico lavadero refiriéndonos a chismes políticos de todo tipo, comentados por el dueño del micrófono y vistos desde el punto de vista gubernamental, con las obvias faltas a la verdad.

Como único locutor puede afirmar lo que sea, verdad o no, sin que nadie lo contradiga, usando esa tribuna como promoción electoral, apoyo a su partido en el poder, sin dejar a un lado los ataques a sus “adversarios”, como tarea diaria.

Obviamente aprovecha para usar sarcasmos sin ingenio, atacando a Claudio X. González, Loret de Mola, Denisse Dresser, quienes son su fijación negativa actual que la repite a menudo. Siguen las menciones al “pueblo”, amorfo e indefinido, ya que, si se refiere a sus gobernados todos somos “pueblo”.

Es su escudo constante de supuesto apoyo cuando se refiere a los conservadores, llámese la gente pensante que difiere de sus acciones y sus afirmaciones, y que recibe la andanada diaria de insultos.

No se habla nada del progreso de México, de cultura, de educación, de nuestra posición en el mundo como país sino únicamente rechazos, agresiones, menosprecios y descalificaciones.

Realmente son ya monólogos enfermizos sin ninguna aportación positiva al futuro de México ni a la calma nacional, sino todo lo contrario, viviendo constantemente en el pasado, como víctima de esa frustración.

En lugar de ser un elemento de calma y cordura para los mexicanos, crea diariamente un ambiente de crispación y encono entre ellos.

Su aceptación va en caída libre, que es quizá el principal motivo para destruir o controlar al INE, en una forma obsesiva, con fines de siniestras sospechas.

Ante esta situación, hay que acudir a la sabiduría que dan los años y dice: “Cuando el río suena, agua lleva”.

EtiquetasOpinión