Covid-19. El 25% de la población mundial se vacunará hasta 2022

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Un nuevo estudio asegura que una cuarta parte de la población mundial, no tendrá acceso garantizado a la vacuna contra el SARS-CoV-2, sino hasta el 2022, ya que la administración de un tratamiento inmunizante a nivel global, requerirá de políticas públicas que aseguren su repartición equitativa, situación que se tornará tan compleja como lo implicó su desarrollo.

La revista médica “British Medical Journal” publicó que, de acuerdo con estadísticas, el 68% de las personas esperan recibir la vacuna. Mientras que un 25% tendrá que esperar dos años más para que le sea proporcionada. Las estimaciones tomaron en consideración los acuerdos de compraventa, así como el supuesto que las farmacéuticas alcanzarán su máxima capacidad de producción.

Los autores del trabajo aseguraron que estas observaciones son una demostración de los retos a los que se enfrentarán las autoridades sanitarias para garantizar la administración de la vacuna, no sólo en las regiones con mayores posibilidades económicas, sino también en los países de rentas medias y bajas.

A este respecto, Anthony So, de la Escuela de Salud Pública de Johns Hopkins Bloomberg, explicó al Sistema de Información de Noticias Científicas (SINC) que el hecho que la repartición de vacunas priorice a los países de rentas altas, deja al resto del mundo en una situación de incertidumbre.

Canadá, Reino Unido, Australia, Chile y Estados Unidos son algunas de las regiones que han asegurado el mayor número de dosis para proporcionar a sus pobladores, con acuerdos de compra previos a completar los ensayos clínicos en fase tres. Estas naciones representan el 14 % de la población mundial.

Para entender estos alcances, el investigador explicó que, hasta el 15 de noviembre, algunos países habían reservado un total de 7 mil 480 millones de dosis a 13 fabricantes. Esta cantidad es equivalente a 3 mil 760 millones de vacunas, ya sean de administración única o de dosis doble.

“Si queremos garantizar una asignación equitativa de estas vacunas, los responsables políticos y el público necesitan mucha más transparencia y responsabilidad sobre estos acuerdos. Esta transparencia también es necesaria para los fabricantes, los constes de investigación y desarrollo, la financiación por parte del sector público y los acuerdos de precios”, expuso So.

El especialista alertó que pese a que los países con niveles de ingresos medianos y bajos, representan el 85% de la población mundial, el 51% de las dosis están destinadas a países de rentas altas. Sin embargo, reconoció que “esto dependerá, en parte, en cómo los países ricos compartan sus adquisiciones y si EU y Rusia participan en esfuerzos coordinados a nivel global”.

Por otro lado, el estudio estimó que la capacidad de manufacturación de la vacuna en 2021 equivaldrá a 5 mil 960 millones dosis, con precios que oscilarán entre los seis hasta los 74 dólares.

“Incluso en el caso de que las farmacéuticas y distribuidoras alcancen su capacidad máxima de producción, al menos una quinta parte de la población mundial no tendrá acceso a las vacunas hasta 2022”, recalcó So, del Departamento de Sanidad Internacional de Johns Hopkins Bloomberg.

Además, el investigador advirtió que estas cifras no tienen en cuenta, los probables errores humanos que se atraviesen en el camino, como lo serán contratiempos en el transporte. Otro de estos factores estará relacionado con la fragilidad de los materiales, que requieren una cadena de conservación en frío.

Del mismo modo, señaló que las vacunas que aún son candidatas y que no logren completar sus ensayos clínicos, así como recortes de presupuesto y otros retos logísticos producirán un retraso en los compromisos que hasta ahora se han planteado.

“Los desafíos logísticos y de financiación que conlleva la distribución de estas vacunas hacen que no sea tan fácil compartir las existencias de estas dosis”, argumentó So.

El estudioso recordó que el objetivo trazado, en torno a la administración de la vacuna, estriba en lograr una campaña de vacunación en la que se mantenga los servicios esenciales; se reduzca la sintomatología grave por Covid-19; priorizar la atención a adultos mayores; y se detenga la transmisión.

“Cada país debería evaluar diferentes estrategias basadas en la epidemiología local, la salud de su población, las dosis de vacunas disponibles y la preferencia por campañas que favorezcan los beneficios directos o indirectos de la vacunación”, puntualizó.

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