El Cine Morelos: Un ícono histórico en Puerto Vallarta
En 1919 inició el cinematógrafo en Puerto Vallarta, con la proyección de “La Moneda Rota”, en cine mudo, para ello acondicionaron un patio trasero de lo que eran los billares frente a la plaza, donde ahora está Banamex, en la calle Zaragoza, fue el comerciante de origen español Paco Fernández quien lo instaló, después en 1926 se abrió al público una larga temporada en el Teatro Saucedo, en 1937 se abrió el primer cine sonoro, por don Jesús Partida, en el almacén frente al faro, conocido como el Salón Miramar, que también se convirtió en ambulante.
El Cine Morelos, inaugurado el 22 de agosto de 1942 por los señores Cristobal Ruelas y García, el “Chato”, con la película “Más Allá de las Lágrimas” con el cómico Chicote, fue durante muchos años el único cine que existió en el pueblo de Puerto Vallarta. El interior del cine era un espacio amplio y sin techo, donde las sillas se acomodaban para que la gente disfrutara de las proyecciones. Además, en la parte trasera, había un tejaban con sillas donde los asistentes también podían sentarse.
Cuando instalaron la pantalla de material, el terreno no estaba parejo y había zacate. Sin embargo, en 1953, lograron nivelar el suelo y ampliar el salón, lo que permitió que hasta 750 personas pudieran disfrutar de las funciones en un área de aproximadamente 25 metros de frente por 35 o 40 metros de fondo. En ese momento, lo único que había cerca era la Capitanía.
El cine constituía en esos tiempos la principal distracción y era el centro de reunión de los vallartenses y de las pocas personas que se habían avecindado.
Desafíos y Logros: El Cine Morelos Creciendo
En algunas ocasiones, más de mil personas asistían a proyecciones al aire libre. Para hacer más cómoda la experiencia, decidieron adquirir 500 sillas de cedro con asientos de cuero.
A pesar del éxito, también hubo momentos desafiantes. Cuando la película se quemaba durante una proyección, la gente se enfurecía y llegaba a quebrar las sillas por coraje. En estos casos, les devolvían las entradas para que pudieran disfrutar de la película en una nueva función.
Luchadores Famosos, Peleadores Inesperados y Sabores Inolvidables
Don García, astuto en los negocios, encontró en el espectáculo una forma de atraer al público. En 1956 organizó peleas de box entre personas comunes, que no eran peleadores profesionales, pero lograba que se enfrentaran y animaran a la multitud.
Aunque no eran peleadores profesionales, la emoción y el entusiasmo del público hacían que estos eventos fueran todo un éxito.
Además de las peleas, el cine Morelos trajo la lucha libre, presentando a destacados luchadores como el Huracán Ramírez, Dorrel Dixon y Murciélago Velázquez, quienes eran famosos en su época y atraían a una gran audiencia, aunque el costo de entrada era más alto debido a la presencia de estos luchadores y su comitiva.
El cine no contaba con dulcerías, pero había vendedores ambulantes que ofrecían una variedad de delicias a los asistentes como pasteles, cocadas, tamales y mucho más. Uno de los personajes memorables del cine era Don Luis Chavarín, quien vendía tacos dorados dentro de las instalaciones, mucha gente aún lo recuerda y el gran sabor de sus tacos.
En 1971 se remodeló y se inauguró el primer gran edificio con el confort de un cine de ciudad, además contó con un gran foro donde se presentaban espectáculos culturales y artísticos, incluso la caravana de famosos cantantes de la época.
Retos Económicos y Competencia en la Industria
Con el paso del tiempo, el cine Morelos enfrentó desafíos económicos y la competencia de otros cines más modernos en la zona. Finalmente, en 1977, uno de los dueños originales se retiró del negocio. Después de algunos cambios en la administración, el cine Morelos cerró sus puertas definitivamente en 1978.
Don Zeferino, hijo del “Chato”, a pesar de sus esfuerzos, no pudo mantener el negocio y se vio obligado a dejar el cine a mediados de la década de 1980. En su lugar, decidió abrir un negocio de tortas que fue exitoso durante mucho tiempo.
Así, el cine Morelos, con sus momentos memorables y su legado en la comunidad de Puerto Vallarta, pasó a formar parte de los recuerdos de una época en la que el séptimo arte era el centro de la diversión y el entretenimiento.