Chayito, con 69 años dice feliz: ¡terminó el encierro!

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Doña Rosario Beltrán viven en la colonia Coapinole, tiene 69 años de edad y tres hijos, fue la primera que llegó al módulo de vacunación en el Centro de Capacitación Familiar del Sistema DIF, a seis cuadras de su casa, a las cuatro de la madrugada, junto con su esposo Samuel Uribe, cargaron sus sillas para esperar cómodamente ser inmunizados contra el COVID-19.

Vieron amanecer en la esquina de Ecuador y 21 de Marzo. Después de más de cuatro horas de espera, la fila ya daba la vuelta al Asilo de Ancianos, más de 100 adultos mayores con su curp e INE en mano esperaban ser atendidos, con incertidumbre, pero con la esperanza y responsabilidad por su salud.

Poco después de las 8:00 de la mañana salió el personal de Salud y de la Secretaría de Bienestar, y le dieron la ficha número 1 a doña Chayo, después de checar su identificación. 

La pasaron y tomaron su temperatura, la sentaron en una mesa, donde le preguntaron sus generales y estado, para llenar su expediente especial de vacunación.

Ella junto a otras cuatro personas la pasaron a otra sala, ahí las enfermeras terminaban de colocarse sus batas especiales, caretas y guantes. 

Por fin llegó el momento esperado, la enfermera le pidió se descubriera el brazo izquierdo, le explicó de los posibles efectos secundarios, acercó la jeringa y enterró la aguja. No quiso mirar, giró su rostro, sin embargo luego dijo que no le dolió.

“Ah pues mucho gusto, porque ya me pusieron la vacuna, ya me siento más liberada, terminó el encierro en mi casa”, expresó con gusto.

Agradeció a las autoridades y recomendó a otras personas de la tercera edad: “Vengan a vacunarse, no lo piensen tanto”.

Posteriormente la condujeron a otro salón, donde estuvo en observación por media hora. En caso de reacciones negativas, había una ambulancia esperando. Terminada la espera, regresó satisfecha a su hogar.

Miguel González Guerra