Casas abandonadas, los nuevos cementerios
El 15 de julio pasado, una llamada anónima llevó a un grupo de madres del Colectivo Rastreadoras de Ciudad Obregón hasta una casa abandonada, situada en la colonia Nueva Palmira, en el estado de Sonora.
El informe que las madres habían recibido indicaba que en dicho inmueble se hallaba “probablemente” una fosa clandestina.
En sus redes sociales, las Rastreadoras suelen explicar: “Nosotras no buscamos culpables, ni queremos justicia, solo regresarles la paz a tantas familias que tienen la esperanza puesta en nosotras”.
Ese tipo de mensajes les ha permitido llegar a diversas fosas clandestinas, guiadas casi siempre por informantes anónimos.
El pasado 29 de abril llegaron de ese modo a otra casa abandonada, también en la colonia Nueva Palmira. Los datos señalaban que “existía la posibilidad de que se hallaran en el patio los restos de varias personas”.
Escoltadas por personal de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal, las madres cavaron con ayuda de picos y palas.
Aparecieron los restos de tres personas que no pudieron ser identificadas. Las autoridades pidieron a familiares de desaparecidos que acudieran al laboratorio de inteligencia científica forense para revisar las ropas de las víctimas, o bien para solicitar una prueba de ADN.
Esta vez las madres del colectivo cavaron durante tres horas el sábado 15 de julio. Surgieron los restos de una persona. Pero el informe que habían recibido afirmaba que en el patio debían hallarse los cuerpos de 15 seres humanos más. Así que trabajaron todo el domingo 16 y todo el lunes 17.
Fueron exhumando cadáveres envueltos en cobijas y en bolsas de plástico. Hasta la tarde del lunes habían encontrado ocho.
Uno de los cuerpos tenía un anillo de plata. Otro un pantalón café. Uno más un brasier de color rosa. Las madres informaron que las prendas se hallaban en avanzado estado de deterioro.
En Sonora, las casas abandonadas se han convertido en los nuevos cementerios del crimen. En marzo de 2022 una de las mujeres del Colectivo Guerreras Buscadoras recibió información que indicaba que el hermano que estaba buscando había sido inhumado clandestinamente en una casa de la colonia Urbi Villa del Rey, al poniente de Ciudad Obregón, en una zona de casas de interés social.
La dirección era Espadas 908.
Las madres solicitaron apoyo de la fiscalía y no lo obtuvieron. Iniciaron solas la búsqueda.
En dos días habían extraído siete cuerpos. Al tercer día de trabajo localizaron ocho más. De nueva cuenta, los cadáveres estaban embolsados y con las manos atadas.
Gran parte de las viviendas de la zona habían sido abandonadas. El abandono de inmuebles es uno de los grandes problemas urbanos del estado de Sonora. En Ciudad Obregón hay cerca de 3,500 mil en dicha situación. En la capital del estado, Hermosillo, las casas abandonadas se extienden a lo largo de 35 colonias, y suman más de cuatro mil.
El crimen las usa como fosas, como casas de seguridad, como puntos de venta de droga y como “picaderos”. Recientemente, en una casa abandonada en Sonoyta, personal del INM rescató a 19 migrantes de nacionalidad ecuatoriana.
El 30 de junio, en un inmueble abandonado de Guaymas, la policía encontró los cuerpos colgados de dos personas, atadas de las manos, que presentaban huellas de violencia. En septiembre de 2022 los cuerpos de dos mujeres, una de 30, otra de 15, fueron hallados en el patio de una construcción abandonada en el Fraccionamiento Los Ángeles. De nueva cuenta, una llamada anónima informó de la existencia de la fosa donde las mujeres fueron halladas.
En noviembre de 2021, en una casa abandonada de la Colonia Pioneros, de Obregón, a la que llegó tras un reporte de que había en la zona gente armada, la policía encontró armas largas, cartuchos y equipo táctico: era la bodega donde alguien guardaba su arsenal.
En una colonia de Hermosillo —San Bosco—, hace tres años desapareció Víctor Hugo González Mungarro. Su madre se unió al Colectivo de Buscadoras por la Paz. Lo buscó durante cinco meses.
Finalmente lo encontró, sepultado en el pasillo de una casa abandonada. Lo reconoció por los tenis que salieron cuando ella misma estaba escarbando.
Las casas abandonadas en Sonora suman miles. Y como en tantas otras cosas en México, muchas de ellas ya tienen nuevo dueño.