“Buena, regular o nefasta”

El exceso de tolerancia con el crimen organizado, la lucha desmedida por el poder, pasando por arriba de cualquier beneficio al país y echar la culpa de sus errores del régimen a acciones del pasado, son causas de un retroceso del país en todos aspectos.

Sin duda alguna, manejar un país para el presidente en turno es muy difícil, pero mucho más si se tiene a toda la gente pensante y productiva en contra, por su negligencia en la forma de gobernar, sin cuidar las relaciones obligadas, gobierno-sociedad y respeto a la ley, que juró cumplir y hacer cumplir.

Los miembros del gobierno de un nivel alto, incluyendo al presidente en turno, no son más que empleados temporales.

Lo que realmente soporta el gobierno es la burocracia conocedora de todos los procesos administrativos, que queda sujeta a las veleidades o aciertos de sus superiores temporales en turno.

Ese afán de creer que el país pertenece al presidente en turno por 6 años es una falacia del actual mandatario, quien es el causante directo de la situación en la que estamos, donde el 70% de los mexicanos se siente inseguro en el lugar donde vive.

Lo que realmente soporta a un país es el cumplimiento de las leyes y su respeto a su Constitución Política.

Teniendo estas premisas como filosofía de gobierno y respetándola a toda costa, los países entran en una posición de progreso sostenido.

La violación de las leyes, de la Constitución, de los acuerdos internacionales, como ha sucedido en nuestro país en este último régimen, nos ha ocasionado un retroceso en inversiones con el consecuente freno en generación de empleos; la tibia aplicación de la ley con grupos criminales ha ocasionado inseguridad y temor en la mayoría de las ciudades y por último, echar la culpa de sus fracasos, después de tener un poder absoluto durante 4 años, a gobiernos que dejaron el poder hace 4 o 12 años, es patético.

Lo único que les queda a los presidentes salientes es su cita con la historia, que es inexorable, y sus acciones serán las que califiquen su desempeño, que podrá ser,

“Bueno, regular o nefasto”