La banda de las casas de cambio

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En Tercera Persona

Autoridades capitalinas interceptaron la llamada de 57 segundos realizada por Caleb “N”, de 21 años, a su hermano gemelo, Josué Elías:

—¿Qué falló?

—El güey ese no me quiso dar el dinero.

(…)

Yo no te quiero ver llegar… Tú piensas que está relajada la cárcel, pero no, güey, está culera… Busca por dónde salirte, irte.

—Todos andan entusados.

—Pero, ¿quién lo ejecutó?

—Yo, güey –respondió Josué entre risas.

—A huevo hermano…

En la Ciudad de México, asaltos a personas que acudieron a casas de cambios del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se repiten con una constancia escandalosa. La noche del 29 de noviembre de 2022, en Eje 3 Oriente, un hombre de 60 años fue asesinado frente a su hija. Acababa de cambiar 200 mil pesos.

En enero pasado, una mujer que acababa de adquirir 24 mil dólares fue seguida hasta su casa en Las Lomas por hombres que viajaban en dos motocicletas. El 28 de junio, motociclistas siguieron hasta la colonia Guerrero a una persona que había comprado 500 dólares y le dispararon en una pierna.

El 31 de julio, los tripulantes de una motocicleta de colores rojo y negro despojaron en calzada Vallejo de los dólares que minutos antes había cambiado en el aeropuerto.

El sábado 19 de agosto se viralizó el video del asesinato, en pleno Viaducto y en medio de un tráfico intenso, de un ciudadano originario de la India, Ketan Shah, quien volvía de una casa de cambio con 10 mil dólares en la bolsa. Motociclistas se le emparejaron por ambos lados y lo amagaron con sus armas. Shah se negó a abrir la portezuela. Uno de los asaltantes le asestó siete tiros. No eran los tiros de un principiante: estaba todos agrupados.

“No me quiso abrir y lo detoné”, le dijo Josué Elías “N”, “El Gemelo”, al investigador que lo detuvo más tarde en la calle de Rivero, en la colonia Morelos.

Además de las motocicletas, en el asalto y asesinato habían participado dos autos: un Ford Fusion y un Spark.

Aquel día, los asaltantes habían llegado al Peñón de los Baños desde las 10 de la mañana. Ahí se concentraron bajo las órdenes de un sujeto apodado “El Joaquín”. Iban a esperar las instrucciones enviadas por un hombre al que le llaman “El Tío”.

De acuerdo con información obtenida por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, “El Tío” había logrado acceder a las cámaras de seguridad de varias casas de cambio de la terminal aérea y monitoreaba desde su pantalla las operaciones realizadas por los clientes.

En la terminal, según las investigaciones, se mueve también un grupo de “picadores”, encargados de dar seguimiento a las víctimas: cómo van vestidos, por qué puerta salen, qué vehículo abordan en el estacionamiento y qué clase de vialidad tomarán.

Ese día, Ketan Shah advirtió que lo estaban siguiendo. El “picador” que iba detrás de él le advirtió a “El Joaquín”: “Mándame otro, ya me les pegué mucho, ya se dieron cuenta”.

Cuando la víctima abandonó el aeropuerto, “El Joaquín” realizó por WhatsApp una llamada grupal para coordinar las acciones de la banda.

Dos vehículos salieron detrás de Ketan Shah. Las motos iban rezagadas, esperando. El conductor del Ford Fusion, Kevin Gabriel, y su novia, Rocío Esmeralda, le dieron alcance al Honda en que viajaban Shah y su padre.

“Ya estoy colocado delante de él”, informó Kevin, frenando la marcha.

El otro auto se situó en la retaguardia. Era el momento en que “El Tlaxcala” y “El Chompi”, los conductores de la motocicleta, debían emparejarse para que “El Gemelo” y “El Tony” ejecutaran el robo.

“No me quiso abrir y lo detoné”, diría después “El Gemelo”.

Luego de cada atraco, los miembros de la banda solían reunirse para el reparto del botín. A veces, “El Joaquín” les hacía depósitos en tarjetas departamentales.

Esta vez, las motos salieron hacia la alcaldía Venustiano Carranza y se perdieron en una calle de la colonia Revolución. Las cámaras de la ciudad registraron su entrada a dicha calle. Ninguna cámara registró su salida.

Esa misma tarde, elementos de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana localizaron las unidades en el garage de un edificio de departamentos. En ese edificio fueron ubicados los padres de Josué Elías. Los agentes supieron que el hermano de “El Gemelo” cumplía una sentencia por robo.

También el Ford Fusion había entrado en la colonia minutos después del homicidio en el Viaducto. Se le había visto salir rumbo al Estado de México. Los delincuentes esperaban que la unidad no fuera vinculada con el hecho. Pero el análisis de las cámaras derrumbó esa ilusión.

Los investigadores creen que Kevin Gabriel y Rocío Esmeralda recogieron a algunos de los miembros de la banda a las puertas del edificio en donde abandonaron las motos y los condujeron a algún punto de Ciudad Neza. Ahí se dispersaron.

Rocío Esmeralda intercambió mensajes con un tal “Rafa”:

“Ya les quitaron las motos”, “las sacaron de la casa de Gemelo, llegaron ahí este perro salió tendido pa Múzquiz… nosotros a la voz nos venimos para acá pero hasta nos perdimos”.

Rafa le contestó: “Y pa nada…. Nomás hacen mamadas y ni generan”. Roció replicó: “cuando yo me iba a acercar ya lo habían descacado”.

Josué, “El Gemelo”, se refugió en casa de su suegra. Se había separado de su pareja sentimental, pero tras los acontecimientos regresó con ella y se encerró en su domicilio. Un dron vigiló permanentemente la calle. Al fin, lo vieron fumando junto a una ventana.

¿Sabes el motivo de nuestra presencia aquí? –le preguntaron.

—Sí –dijo—. Por lo que pasó en el Viaducto.

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