Una apagada noche del “Grito” en Vallarta

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Puerto Vallarta vivió una tranquila y apagada noche del “Grito”, por segundo año consecutivo en medio de la pandemia, el aniversario 211 del inició de la guerra de Independencia pasó sin la algarabía, tradición, música y colorido que la caracteriza.

Estaban abiertos los bares y restaurantes del malecón adornados con banderas, escarcha, papel picado y faroles tricolores, pero no con los clientes que esperaban, realmente eran pocos, y con la lluvia antes de la medianoche quedó semivacío el corazón de la ciudad. 

Noche del Grito en Puerto Vallarta

Las oficinas del Palacio Municipal cerradas, oscuras, solo los palcos que dan al malecón y la Plaza de Armas encendidos con los adornos patrios, el kiosco sin ningún adorno ni motivo patrio, ni las multitudes que otros años a esa hora esperaban la salida del alcalde al balcón a la arenga de la Independencia

En ese momento se transmitía por redes sociales la ceremonia cívica, grabada desde el lunes 13 de septiembre en el patio Central de la Presidencia Municipal, donde siguiendo el protocolo iniciaba con el secretario general del Ayuntamiento, Francisco Vallejo Corona, dando lectura al acta de Independencia de México.

Noche del Grito en Puerto Vallarta

Siguieron los honores a la bandera, con la escolta y banda de guerra de la 41 Zona Militar, para entregar el lábaro patrio al alcalde Jorge Antonio Quintero Alvarado, acompañado por el cuerpo de regidores y autoridades militares. 

El presidente municipal en un acto de remembranza, llevó a cabo el tradicional Grito de Independencia, que hizo don Miguel Hidalgo en 1810. Como ha sucedido en otras ocasiones, hubo un pequeño error, dijo Baldama, en referencia a los héroes Juan e Ignacio Aldama, ya en 1988 el entonces alcalde Efrén Calderón gritó Vivan los Almada. 

El licenciado Jorge Quintero dio las vivas a los nombres de quienes dieron patria y libertad: Hidalgo, Morelos, Josefa Ortíz de Domínguez, Allende, Matamaros, Galeana, entre otros, culminando con tres vivas a México, mientras repicaba la campana.

Volviendo a la realidad, a esa hora algunas embarcaciones fondeaban frente al malecón. Poca gente caminando, sobre todo en grupos familiares, algunos portando sombreros charros, trajes de manta y típicos.

Había venta de rehiletes, banderas, globos y otros artículos en los colores verde, blanco y rojo. Los payasos en el Ágora Aquiles Serdán haciendo reír a la poca concurrencia. Se observaron juegos pirotécnicos de algunos hoteles cercanos. Y concluyó otro atípico Grito.

Miguel González Guerra