Anciana llevó un feto momificado por más de 40 años en Durango

Se trata de un caso extraño de embarazo ectópico, el cual se desarrolla cuando el óvulo fertilizado de inserta fuera del útero
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Feto momificado

Una mujer de 84 años acudió a un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Durango, debido a que presentaba un fuerte dolor abdominal, sin embargo, el diagnóstico de los médicos sorprendió rotundamente cuando se dio a conocer que en su interior llevaba un feto momificado por más de 40 años. 

Según los primeros reportes, se trata de un caso extraño de embarazo ectópico, el cual y según especialistas, se desarrolla cuando el óvulo fertilizado de inserta fuera del útero, provocando que el embrión crezca en una zona del cuerpo que no es óptima para su desarrollo. 

Entonces, al ya no poder absorberse ni desecharse, el sistema inmunológico envía señales que identifican al feto como un objeto ajeno y peligroso que podría representar una fuerte infección.

Es ahí, cuando el cuerpo humano comienza a actuar de manera en que reviste al embrión con una sustancia rica en calcio, la cual provoca la deshidratación de los tejidos y por ende, el feto se momifica. 

Una investigación médica publicada en 2014, menciona que durante los últimos 400 años, se registraron poco más de 300 casos de fetos momificados a lo largo del mundo.

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¿Hay más casos de fetos momificados en México?

Según la Gaceta Médica de México, se han reportado al menos dos casos de fetos momificados en nuestro país, los cuales datan de 1931 y 1935, respectivamente.

El primer caso corresponde al de una mujer que duró ocho meses con el embrión muerto en su interior y, de acuerdo con la información de Godoy Álvarez, médico encargado del caso, la paciente quedó embarazada de gemelos, sin embargo, solo nació uno de ellos y el segundo se quedó en su vientre por más de medio año. 

Más tarde, en 1935, una mujer de 30 años, oriunda de Mérida, Yucatán, acudió al hospital por un dolor agudo en el abdomen, además de que presentaba sangrado vaginal, lo cual se interpretó como un aborto espontáneo. 

Los médicos que la diagnosticaron concluyeron que se trataba de un embarazo de siete meses y medio fuera del útero, por lo que se le pidió a la mujer esperar de seis a ocho semanas para extraerlo.

Sin embargo, luego de que la paciente fue dada de alta el 08 de septiembre de 1935, acudió al médico hasta 16 años después: 

“En diciembre de 1950, acompañando la señora a uno de sus familiares al gabinete de radiología del Dr. Dorbecker Casasús, fue interrogada sobre si ya se había operado o no y a decir de la señora que no lo había hecho, el médico tomó una placa en la que se nota con toda claridad un feto momificado”, se lee en la Gaceta Médica.

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