“Agarrar al toro por los cuernos”

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Desafortunadamente el insistir en atender el problema de la violencia en México es una obligación, dados los resultados nefastos en su combate en este régimen.

Es inconcebible que un país como México, siendo la economía número 15 entre 172 países, (antes de entrar AMLO), existan 18 ciudades de nuestro país, entre las 50 ciudades más peligrosas del mundo.

Es un dato que revela la falta de atención este problema, o por su lema fallido “abrazos no balazos”, o por falta de capacidad y estrategia en su combate o porque los responsables son unos inútiles sin ninguna coordinación o porque aplicar la ley, a como dé lugar, es mucha violencia, porque también son seres humanos. (sic) Pero seguramente la culpa es de Calderón.

Más le preocupa al presidente en turno la libertad de Assange, o la solicitud de un trato más humano al Chapo, o tratar a los delincuentes como seres humanos.

El asesinato de los dos jesuitas en Chihuahua ha destapado la podredumbre de los sicarios que viven al margen de la ley, su falta de elementales principios humanos, gracias a la tolerancia y consideración que les ha tenido el presidente en turno a través de su gobierno.

¿A dónde quiere llegar? ¿Al libertinaje absoluto sin ningún control? ¿A tener toda la consideración, como seres humanos, a esos delincuentes? ¿A que el secuestro, cobre derecho de piso, robos y asesinatos lo veamos como nuestra realidad?

Por algo fue electo presidente. Sus promesas de inicio, no cumplidas en su mayoría, incluían la lucha contra la violencia. Ahora le exigimos que cumpla, que asuma su responsabilidad y enfrente a su realidad.

“Vamos bien”, como menciona en forma repetitiva, quizá para engañar a los inocentes que lo siguen, a pesar de ser todo lo contrario.

Y la realidad, en cualquier situación similar, no se soluciona hasta que se decida a

“agarrar al toro por los cuernos”