Con Sol, música y acarreados, Munguía inaugura la primera Tuki Playa en Puerto Vallarta

El alcalde de Puerto Vallarta, Luis Munguía estrenó el proyecto de playas inclusivas en Palmares, con música en vivo, ambiente festivo y cientos de asistentes convocados.
Con fiesta, música y sol, Luis Munguía inauguró la primera Tuki Playa en Palmares, rodeado de regidores, DJ’s y camiones de acarreados.
El sol caía fuerte sobre Playa Palmares y el mar se veía más azul que nunca. La postal perfecta para inaugurar la primera “Tuki Playa”.
A las once en punto, con regidores alineados y listón en mano, el alcalde Luis Munguía encabezó el arranque de este proyecto playero “inclusivo”.
El ambiente era festivo, con bocinas retumbando, DJ’s en cabina y un escenario digno de cualquier festival de verano. Sonrisas, selfies y música sin pausa.
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Pero la fiesta no hubiera estado completa sin los invitados especiales: decenas de colonos que llegaron en al menos ocho camiones, organizados con precisión.
Entre donas y aguas frescas repartidas a la orilla de la carretera, los acarreados esperaban pacientes la orden de bajar a la arena.
El discurso del alcalde resaltó lo obvio: Vallarta necesita playas accesibles. Rampas, baños, estacionamiento y señalética son parte de la receta que promete comodidad.
El plan incluye cinco playas renovadas: Palmares, Conchas Chinas, Holly, Camarones y Playa de Oro. Palmares fue la primera en estrenar la etiqueta de “Tuki Playa”.
Mientras sonaba la música de Betoko, Malán García, Alsoes y compañía, la arena se transformó en pista de baile improvisada. Sol, arena y beats electrónicos.
El alcalde agradeció a todos los involucrados, asegurando que su administración busca devolver a los vallartenses el gusto por ir a la playa.
La ironía está en que para devolver esas ganas, hubo que llenar la arena con camiones de invitados. Sin ellos, quizá la fiesta lucía más vacía.
Con el sol en lo alto y la promesa de un mejor acceso, Palmares inició así su nueva vida como Tuki Playa, sello municipal incluido.
El evento cerrará hasta después del atardecer, con más música y un mensaje claro: en Puerto Vallarta, la playa también se convierte en espectáculo político.