Hospiten a la vanguardia en el tratamiento de la diabetes

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Pacientes con diabetes acuden diariamente a los servicios de atención de Hospiten donde son acompañados por los mejores especialistas endocrinólogos, quienes dan el tratamiento más adecuado dependiendo de las necesidades de cada persona.

De acuerdo con el Dr. José Manuel Rial. Endocrinólogo Pediátrico Hospital Universitario Hospiten Rambla, los cuidados del paciente con diabetes no acaban en el tratamiento con insulina. Una cuestión básica es la alimentación, vigilando la composición de las comidas y procurando una dieta equilibrada y acorde con las necesidades, la edad y la actividad física del paciente.

El objetivo a nuestro alcance es lograr unos niveles de glucemia próximos a los de un individuo no diabético durante el mayor tiempo posible, lo que se ha denominado tiempo en rango.

Sin embargo, detalla que más allá de evitar los azúcares simples (rápidos), hay que asegurarse de que el paciente reciba un aporte de nutrientes suficiente, y vigilar el exceso de grasas saturadas, porque aumentan el riesgo cardiovascular, que ya es elevado en la diabetes.

Asimismo se recalca la importancia del ejercicio, el cual contribuye positivamente a un mejor control glucémico y a la salud física y mental de los pacientes.

Cuando se publica en 1922 el primer artículo de los científicos Banting y Best sobre la insulina, los pacientes con diabetes sobrevivían apenas unos pocos meses después del diagnóstico. El uso de la hormona extraída de vacas y cerdos cambió radicalmente la supervivencia, iniciándose un camino en el que se han ido perfeccionando las insulinas, primero purificándolas, más tarde modificándolas para que fueran similares a la insulina humana, y por último sintetizando moléculas idénticas a la original. Más aún, creando análogos de insulina humana que la aventajan, acortando o dilatando la duración de sus efectos.

En paralelo se han perfeccionado los medios para administrar la insulina, desde las primitivas jeringas a las actuales bombas, sistemas sofisticados de infusión continua que la dosifican minuto a minuto según las necesidades del paciente.

Al mismo tiempo se hizo patente la necesidad de medir de forma rápida y precisa el nivel de glucosa (azúcar) en sangre, para evitar que dosis excesivas de insulina produjeran las temidas hipoglucemias (descenso del nivel de azúcar). Ya en el último tercio del siglo XX se pudo disponer de aparatos portátiles que mediante tiras reactivas analizaban la glucemia de forma fiable. Estos se han venido perfeccionando hasta la actualidad, y hoy en día se utilizan pese a que ya existen los llamados sensores, que hacen lecturas continuas de glucemia y pueden transmitir los resultados a teléfonos móviles, internet y a las bombas de insulina.  Esto último hace posible un sueño largamente esperado, que consiste en que la bomba inyecte de forma autónoma la insulina necesaria en función de la glucemia que el paciente tiene en ese momento, actuando como un “páncreas artificial”.

Ha sido necesario diseñar algoritmos matemáticos complejos, y aparatos muy precisos, para lograr una total seguridad. La inteligencia artificial está aportando herramientas de enorme utilidad en este campo.

 

 

 

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