Negocio de las drogas en crisis por el coronavirus

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Foto: RT

Con la paralización de las economías, el cierre de fronteras y el corte de cadenas de suministro en China, el coronavirus está afectando al tráfico ilegal de drogas, informa Associated Press.

Según explican las fuentes policiales y los expertos consultados por la agencia, los carteles mexicanos y colombianos siguen ejerciendo su comercio —como lo demuestran recientes incautaciones de drogas—, pero los bloqueos están interrumpiendo todo, desde la producción hasta el transporte y las ventas.

Así, el tráfico bullicioso de vehículos a lo largo de la frontera entre EE.UU. y México, que usan los contrabandistas para cubrirse y trasladar gran parte de las drogas ilegales, se ha reducido al mínimo. Entretanto, en todo EE.UU. se han cerrado bares, discotecas y moteles, que suelen ser mercados fértiles para traficantes de drogas. Por otro lado, los precios de las drogas se han disparado a niveles exorbitantes ante las cortas reservas.

Un problema de oferta y de demanda

Prácticamente todas las drogas ilícitas se han visto afectadas por el brote, con interrupciones en la cadena de suministro, tanto a nivel mayorista como minorista. Mientras los traficantes están acumulando narcóticos y efectivo a lo largo de la frontera, la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) informa incluso de una disminución en el lavado de dinero y en la venta de drogas en línea en la llamada web oscura.

Alejandro Hope, analista de seguridad y exfuncionario de CISEN, la agencia de inteligencia mexicana, explica que los narcotraficantes se enfrentan a un problema de oferta y de demanda. “Una vez que las llevan al mercado, ¿a quién se las van a vender?”, se pregunta.

En este contexto, los precios de la cocaína aumentaron un 20 % o más en algunas ciudades. Entretanto, la heroína se ha vuelto más difícil de encontrar en Denver y Chicago, mientras que los suministros de fentanilo están disminuyendo en Houston y Filadelfia, sostiene AP. En Los Ángeles, el precio de la metanfetamina ha aumentado en más del doble en las últimas semanas. “Tienes escasez, pero también algunos bastardos codiciosos que ven la oportunidad de ganar más dinero”, comenta Jack Riley, exadministrador adjunto de la DEA.

Cadenas de suministro cortadas

Las drogas sintéticas como la metanfetamina y el fentanilo se encuentran entre las más afectadas, en gran parte porque dependen de precursores químicos que los carteles mexicanos importan desde China, para luego convertirlos en drogas a escala industrial y enviarlas a EE.UU. Grandes cantidades de estos componentes provienen de una sola empresa en Wuhan, que cerró después del brote a primeros de año, explica Louise Shelley, directora del Centro de Terrorismo, Delincuencia Transnacional y Corrupción de la Universidad George Mason, que monitorea sitios web chinos que venden fentanilo.

“La cuarentena de Wuhan y todo el caos allí afectó definitivamente al comercio de fentanilo, particularmente entre China y México”, confirma Ben Westhoff, autor del libro ‘Fentanyl, Inc.’. Westhoff explica que “la razón principal por la que China ha sido el principal proveedor” de estos medicamentos precursores es la misma por la que el país asiático es “el proveedor de todo”: porque lo hace de forma barata.

Realmente, no hubo incentivos de costo para que los carteles desarrollaran esto por sí mismos

Sin embargo, ahora los precios para los precursores de fentanilo, metanfetamina y agentes de corte en China han aumentado entre un 25 % y un 400 % desde finales de febrero, estima Logan Pauley, analista del Centro de Estudios de Defensa Avanzada, una organización de investigación de seguridad sin fines de lucro con sede en Washington. Además, algunas compañías chinas que en su día vendieron los precursores ahora están publicitando medicamentos como la hidroxicloroquina, que el presidente Donald Trump ha promovido como tratamiento potencial para covid-19, así como equipos de protección personal como mascarillas y desinfectantes para manos.

Frontera “en pausa”

Mientras tanto, la situación en la frontera entre EE.UU. y México se asemeja actualmente a una partida de ajedrez estancada donde nadie, especialmente los traficantes, quieren hacer un mal movimiento, afirma Kyle Williamson, agente especial a cargo de la división de campo de la DEA en El Paso. Williamson argumenta que “están en pausa ahora” ya que “no quieren descuidarse y correr muchos riesgos”.

Sin duda, los narcóticos todavía están llegando a EE.UU., como lo demuestra una redada el mes pasado en la que se incautaron drogas callejeras por casi 30 millones dólares en un nuevo túnel de contrabando que conecta un almacén en Tijuana (México) con el sur de San Diego. Sin embargo, según Shelley, solo se incautaron alrededor de 2 libras (menos de un kilo) de fentanilo, lo que supone “envíos mucho más bajos de lo habitual”.

Por otro lado, la pandemia también ha limitado la efectividad de las agencias de la aplicación de la ley, con investigadores trabajando de forma remota, enfermándose y navegando en un nuevo paisaje en el que sus propias actividades se han vuelto más visibles. Así, en el condado de Los Ángeles, la mitad de los detectives de narcóticos han sido puestos en patrulla, lo que puede poner en peligro las investigaciones a largo plazo.

Con todo, el capitán Chris Sandoval, que supervisa investigaciones especiales para la Oficina del sheriff del condado de Harris (Texas), cuenta que ahora hay un nuevo dicho entre sus detectives:

Ni siquiera los traficantes de drogas pueden esconderse del coronavirus

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