Danza de Beto Franco y sus 82 años en las peregrinaciones
Las peregrinaciones guadalupanas de Puerto Vallarta son consideradas Patrimonio Cultural del Estado de Jalisco y uno de sus símbolos es el “Grupo Azteca, la Danza del Pueblo”, fundada por Roberto Franco, en 1940, siendo el primero en su tipo en el pueblo, tradición que se preserva hasta la fecha, distinguiéndose por su colorido y ritmo prehispánico.
En aquel tiempo, Beto Franco, con un tambor blanco traído de Cuba, marcaba los pasos; siempre les exigía fuerza y garbo al bailar, no le gustaba lo estilizado, decía que nuestros antepasados bailaban con precisión y majestuosidad.
Se hicieron imprescindibles en todas las fiestas patronales de la región. Por su aportación a la cultura popular, le fue otorgado, por el Ayuntamiento de la ciudad, el “Premio Puerto Vallarta”, a finales de la década de los noventa.
Hace 13 años, Beto Franco falleció y heredó la dirección a Pedro Curiel López, quien ha continuado esta tradición, que es ya un referente en las más importantes festividades de la ciudad; solamente los dos años de la pandemia no pudieron acompañar a las peregrinaciones por las calles, pero, de manera simbólica, fueron a bailarle a la Virgen, aún con el templo vacío.
Desde octubre elaboran su vestuario y ensayan; Pedro toca el tambor y motiva a los danzantes, se siente orgulloso de sus raíces, con su traje, cascabeles y penacho, reviviendo estos bailes de la cultura mexicana. A su paso todos los miran y aplauden.
“Felices y contentos, porque después de dos años pudimos regresar a danzar, pagar nuestras mandas, agradecer a la Virgen todos los favores y bendiciones recibidas. Por COVID si costó trabajo reactivar el grupo, después de dos años, pero al final de cuentas aquí estamos gracias a Dios”, destacó.
Normalmente son 42 los danzantes de la primera compañía, pero también tienen grupos de veteranos y niños, y han creado escuela en otras poblaciones de Nayarit, siendo actualmente 225 personas en total, y en las 8 décadas han pasado más de 7 mil personas por sus filas.
Todo el año tienen actividades, el principal es encabezar la peregrinación diocesana a la Basílica del Tepeyac, en la Ciudad de México, pero también bailan en las fiestas de Ameca, Talpa, Yerbabuena, El Tigre, El Tuito, Villa de Juárez, Chapala, Ajijíc, y todos los poblados cercanos, como Valle de Banderas, San Juan de Abajo y Jarretaderas; también han tenido la oportunidad de presentarse en Taxco, Guanajuato, Puebla, Acapulco.
“Siguiendo la tradición y el legado de Beto Franco, desde 1940 cada año bailarle a la Virgen de Guadalupe, durante la pandemia solamente de manera simbólica, aquí estamos presentes”, subrayó Pedro Curiel.