De filtrados e infiltrados

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Leí la información en el periódico Milenio y me sorprendí. Me alcancé a decir: Vaya, uno más… Esto es casi el paraíso.

Con la ventaja de los tiempos modernos, me puse a buscar qué otros periódicos de la prensa tradicional llevaban la nota. No hallé nada.

El siguiente paso fue buscar qué escribió el periodista J.J. Esquivel, corresponsal de la revista Proceso en Washington, sobre el tema y no hallé nada.

J.J. Esquivel es la Biblia en estos temas, que finalmente tienen que ver en las relaciones entre México y Estados Unidos. Con excelente nivel de información que maneja, me extrañó que nada hubiera escrito.

Pero el tema fue retomado por otros medios de comunicación, de manera que se abordó en La Mañanera. 

Fuera pregunta a modo hecha al presidente por encargo de su jefe de comunicación o pregunta obligada por lo que representa Edgar Valdez Villareal, mejor conocido como “La Barbie”, Andrés Manuel López Obrador reconoció sin ambages “no tenemos información”.

Reconocido como uno de los narcotraficantes más sanguinarios en el país, “La Barbie” trascendió al ideario popular cuando al ser presentado ante los medios de comunicación, se mostró sereno, luciendo una camiseta de color vino, de la marca Polo, con la leyenda London y el número 2 en su manga derecha. La prenda se hizo famosa y se puso de moda entre la narquiza y la chaviza.

Su sonrisa, para algunos cínica y para otros críptica, dejó mucho en qué pensar. Lo menos que se comentó es que era un agente infiltrado por la DEA en el narcotráfico mexicano y que ante el riesgo de ser ejecutado, sus protectores tomaron la decisión de sacarlo del juego y llevarlo a tierra segura en Estados Unidos.

Una filtración

Tras la afirmación del presidente, la Secretaría de Relaciones Exteriores se movió y afirmó que el tema se había consultado con el embajador de Estados Unidos en México, que afirmó no tener información del hecho.

La Fiscalía General de la República se destacó por su silencio.

La nota tuvo su seguimiento y el portal digital El Weso consultó al periodista especializado en temas del narcotráfico internacional y la DEA de la Revista Proceso.

La respuesta de J.J. Esquivel fue clara y contundente, no dejó ningún lugar a dudas: Édgar Valdéz Villarreal alias ‘La Barbie’ no salió de prisión como apuntaron algunos medios mexicanos, que hacen este tipo de ‘películas’ “porque ya no investigan, no reportean y se dejan llevar por medios patito“.

El periodista contextualizó el tema, pues aseveró:

“Se viene el juicio de García Luna, ata cabos, pero eso no significa que quedó en libertad, tiene que cumplir su sentencia. Una prisión no puede revocar la decisión de cárcel que le dictó un juez federal y sabes que en Estados Unidos a un juez federal no lo toca ni el propio presidente”.

Para el connotado periodista está claro que Edgar Valdéz Villarreal no puede acceder a un acuerdo de protección como ‘El Vicentillo’, hijo de ‘El Mayo’ Zambada, sino hasta que cumpla el total de su condena, lo que ocurrirá en el 2056.

Esas filtraciones

Me quedó claro que la nota informativa publicada por el periódico Milenio fue una “filtración”.

Las “filtraciones” a la prensa son comunes y tienen sus características propias. Siempre las utilizan para causar impacto y generalmente para afectar a una tercera persona o un proyecto, puede ser de orden político o personal. Generalmente quien hace la filtración busca “golpear” y afectar la imagen de una obra pública, alguna persona –sea empresario, político, institución — o incluso meter una cuña entre la relación entre gobiernos.

Las “filtraciones” no resultan de un trabajo periodístico serio, formal. Es cuando un periodista, por su novatez o por sus propios intereses personales, se presta para difundir la “información” que bien conoce causará impacto y tendrá sus consecuencias.

Por lo que bien vale la pena preguntarse, ¿qué busca obtener la filtración de la liberación anticipada de La Barbie?

¿Quién filtró la nota? ¿El gobierno de López Obrador para presionar al juez que trae el caso de García Luna? ¿Fue acaso el propio García Luna quien filtró la información, para desacreditar al que sabe es uno de los principales testigos en su contra?

Lo cierto es que el gobierno de Estados Unidos se ha ganado la fama de liberar a grandes narcotraficantes cómo el Vicentillo Zambada, Ismael Zambada Imperial “El Gordo” Zambada o a Dámaso Lopez Serrano, alias “El Minilic”, a quienes ha liberado de todo cargo, dejándoles intactas sus fortunas y brindándoles la calidad de “testigos protegidos”, sin notificar oficialmente al gobierno mexicano de su liberación, para que respondan en México por sus crímenes.

Ha hecho de la extradición de narcotraficantes mexicanos a Estados Unidos “casi el paraíso”, en alusión al libro del periodista y escritor Luis Spota. Allá les da calor y protección.

Lejanos han quedado aquellos años de principios de los 80, cuando la extradición para los narcotraficantes del Cartel de Medellín, encabezado por Pablo Escobar Gaviria los hizo famosos por su consigna de “los extraditables”: “Preferimos una tumba en Colombia que una cárcel en los Estados Unidos”.

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