El sexo me da risa

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Parece que la historia de los pueblos mágicos se repite, una y otra vez. 

La historia de Gabriel García Márquez, cuando detalla la magia de Macondo y la fantasía de los Buendía, se presenta con una constancia que atemoriza por los nubarrones que presagia.

Así se presenta Puerto Vallarta, por los hechos que se conocen como mazorca que se desgrana, como uno de esos pueblos mágicos en donde la realidad yace en calma, pero la magia marqueziana subyace para contrarestarla.

La información publicada por José Guadalupe Arce, reportero de Tribuna de la Bahía trasciende la edición de CPS y circula e impacta a nivel nacional con la fuerza de la sorpresa.

Ya es nota nacional y pega en quienes la reciben. Leer los comentarios en Facebook sobre la información replicada por medios como Excelsior, Milenio, La Jornada o Reforma lo traslada a uno desde la guasa hasta la indignación.

EN PUERTO VALLARTA TODO DESAPARECE 

No es para menos. Enterarte de que no hace siquiera tres meses que el gobierno municipal anunció con bombo y platillo la compra de 100 nuevas patrullas, pero que hoy están paradas por falta de gasolina, refacciones o mantenimiento es propio de un pueblo mágico. 

No por lo turístico, es mágico porque todo desaparece.

Es muestra de desaseo, de la falta de transparencia con la que Luis Michel conduce el gobierno municipal, porque la primera pregunta que uno se hace es ¿pues dónde está el dinero de los vallartenses?

La pregunta pega más que pensar en la segunda, ¿en manos de quién está la seguridad de los vallartenses, de sus turistas que invitados llegan con la certeza de que vienen a descansar y a divertirse en lugar seguro, que llegan a su casa?

Y el tema da para la afirmación pregunta ¿y así el presidente de la República habla de transparencia, de que ya no hay corrupción en el país? 

¿Así se da certeza de que MORENA tiene como máximas el no robar, el no mentir en el ejercicio del gobierno?

Por lo pronto, al menos para mí hay una certeza: Luis Michel tiene metidas las manos en los dineros de los vallartenses.

No puedo pensar otra cosa cuando en este pueblo mágico todo lo relacionado con el dinero público desaparece.

Desaparece la información del manejo de las finanzas públicas cuando el tesorero municipal no rinde los informes al que por ley está obligado a dar. La niega tanto, que no se toma la molestia de responder a los regidores que lo cuestionan y exigen esas cuentas.

Desaparece la información cuando niega la desaparición de las patrullas policíacas y afirma que están en servicio mediante un boletín de prensa, que de inmediato es refutado por los policías que quiero pensar hacen su trabajo a pie.

El presidente municipal desaparece su honestidad y transparencia, cuando en plena sesión de Cabildo una regidora le hace entrega de una bolsa de celofán que afirma le fue dejado en su cubículo por un mensajero enviado por su hijo, cómo pago del voto que debe dar a favor de que el ayuntamiento aumente en más del 50 % el presupuesto de Egresos para 2023.

Todo mundo calló. El presidente no supo qué decir, el síndico se ve desorientado y los regidores en silencio.

Sabido es que los cañonazos en Puerto Vallarta son moneda legal para los gobiernos municipales. Así se hizo fama Gustavo González, que luego tomó Javier Bravo y retomó Chavita Gonzalez, para llegar al clímax con Ramón “El Mochilas” y alcanzar a el autonombrado honesto Arturo “El Cepillo” Dávalos.

El problema de Michel es que lo exhibieron en su miserable interés por el dinero público, visto a nivel nacional e internacional por el vídeo que se transmitió con las noticias que fueron difundidas.

Y da para más.

PECADORES POR OMISION

Cuando llegué a Puerto Vallarta me admiré de la existencia de un liderazgo empresarial excepcional. No daba paso sin huarache y era pan nuestro de cada día los cuestionamientos y señalamientos contra el entonces presidente municipal.

Un empresariado vallartense fuerte, que encabezado por el presidente de los hoteleros, Gabriel Igartúa Sánchez tuvo la dignidad de ser líder y señaló “Puerto Vallarta no tiene gobernador”.

Tuve la oportunidad de entrevistar al gobernador, entonces Enrique Álvarez del Castillo, sobre el tema y su respuesta fue un gesto con su mano de no tiene importancia. Lo cierto es que lo dicho por el hotelero tuvo como respuesta la casi inmediata presencia del gobernador en Puerto Vallarta.

La transparencia y honestidad de Luis Michel quedó cuestionada cuando depositó en manos de un sólo hombre todo el poder político, al entregarle a Salvador Llamas Urbina la administración del SEAPAL y la coordinación del gabinete del gobierno municipal.

Le dio toda la libertad para el manejo de los dineros de los vallartenses.

El alcalde se lució como un inútil y Llamas como el gandalla sin ética. 

Ante esta falta de transparencia por igual la prensa local desapareció, renunció a su papel de guardián de la libertad, termino acuñado por los escritores estadounidenses Noam Chomsky y Edward S. Herman, publicado en su libro Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media (La Fabricación del Consentimiento: La Política Económica de los Medios de Comunicación).

Ambos estudiosos de los medios de comunicación en su texto profundizan sobre la expresión «fabricación del consentimiento», que acuñó el periodista Walter Lippmann, sobre el que por cierto se realizó una película del mismo tema en 1992.

Ante los abusos y tropelías cometidas por el presidente municipal permanecen callados tanto la prensa como los empresarios, que deben ser los primeros en señalar estas graves irregularidades. Deben cuidar sus intereses, sus empresas, los impuestos que pagan.

Está claro que Puerto Vallarta ha quedado indefensa, porque ya perdió sus valiosos elementos que deben ser garantes del equilibrio y balance en el ejercicio del poder público.

Por cierto, me atrevo a preguntar, ¿en dónde está el líder sindical Rafael Yerena Zambrano?

Porque ante las deficiencias en los servicios de agua y seguridad pública, que pega con mayor medida en las colonias populares, los primeros que ven agravada su realidad son los trabajadores que representó. El dirigente obrero por décadas hoy ha mantenido adormilada su conciencia.

Una cosa es que se halla retirado de la CTM, sin duda con justa razón y bien merecido, y otra muy diferente que caiga en la omisión con su silencio. 

En verdad que se le extraña, porque antes no dejaba pasar una sola y hoy ha renunciado a su obligación moral y política con la Comunidad que tanto dice amar.

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