Para pensar en la inexistencia de Dios

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Había una vez, una abuela, cabecita de algodón, llena de bondad, y buenos deseos hacia su nieto, el cual se oponía llegar al rito de la mal llamada primera comunión.

Cuando preguntaba: Abue, ¿Si me dices que en más de la mitad del mundo, no se hace nada de eso, para qué me obligas?  

Y luego, me dices que es algo semejante a tomar la sangre de alguien llamado Cristo. Y NO QUIERO SER VAMPIRÍN, paso Abue, y no insistas… Acuérdate que cuando fuimos a un bautizo, acusaban al sacerdote de llevarse a su casa a varios niños, y que podía abusar de ellos, y le fueron a reclamar con coraje.

Mejor no Abue. Por favor.

Bueno, respondía la abuelita: Es que a mí me amenazaban de que Dios me castigaría si no la hacía, y ni modo, que la hice.

(Y el diálogo seguía): No, Abue, te aseguro que no hay dioses pensando en castigar a los niños.

Son puros inventos, y quien hace tales cuentos es que busca asustar por asustar, y pienso que quien asusta a un niño, se pasa de perverso.

Y cada vez que oigo que hay un dios que es el dueño de la vida y de la muerte de todos, y que es el eterno, todopoderoso, y que todo lo ve, lo sabe y lo puede… Pues Abue, vaya señor, si existiera le diría que no sea tan cruel, ya que si todo lo puede, pues para qué nos hace amar la vida y luego te la quita. Y como en las películas… ¿Quién le da licencia para matar a todos?

Tú, cuando haces tus oraciones, es para pedir algo a cambio y eso no me cuadra, si es por interés, los dos se defraudan, ya que no encuentro en dónde está la generosidad de un dios, que busca los intercambios.

Te aseguro, Abue, que eres por buena y generosa con todos, que solo te dejo de ver así, cuando me repites las mentiras que oigo cuando me llevas a las misas. Y ahí mismo te preguntaba, si hubiese un dios que está en todas partes, como se cuenta, entonces para qué lo ignoramos y vamos a donde un señor enfaldado, dice hasta como agredir al gobierno.

Por eso te aseguro, Abue, que hay más gente buena y con mejores valores y cualidades, cuando no se dejan engañar y no andan, como dicen, dándose golpes de pecho, y hablando de dioses inexistentes, para asustar o cubrir sus mañotas y atropellos.

Bien, por ustedes lectores que leyeron hasta aquí, ya que el diálogo es más amplio y contundente, cuando se deja pensar a los niños y gozan de la libertad de expresarse.

NADA MÁS Y NADA MENOS.

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