El Pitillal intentó separarse de Vallarta; hasta creó escudo

Este 15 de septiembre el poblado de El Pitillal cumple 150 años de su fundación en 1872 por Exiquio Corona, su historia ha sido de gran desarrollo en todas las áreas, fue tal su explosión demográfica que ya se unió con la mancha urbana de la cabecera municipal, hoy pocos se acuerdan de su intento por separarse de Puerto Vallarta, incluso el entonces delegado municipal, el doctor Antonio García Robles, creo su propio escudo heráldico.

García Robles es patasalada, nació en la colonia Emiliano Zapata en 1951, estudió odontología y tras hacer su servicio social en La Huerta decidió instalarse y desarrollar su profesión en El Pitillal, pues tenía gratos recuerdos de cuando su papá los traía a bañarse en el río, en el charco de Alcalá y visitaban la casa de don Chon Villaseñor, que vendían unas sabrosas paletas, veía un pueblo bonito, tranquilo y con gran crecimiento.

Se integró a la comunidad, la gente le pidió ayuda para encabezar la gestión de introducción de drenaje, su compadre Carlos Rodríguez “Candora” lo motivó a buscar ser delegado municipal, apoyado por los ejidatarios también, así cubrió el periodo de 1989 a 1991, siendo presidente de Vallarta el también doctor Efrén Calderón, en aquel entonces El Pitillal tenía 20 colonias, en su trienio logró la construcción del Centro de Salud, Oficina de Correos, remodelación de la plaza con el hemiciclo a los Niños Héroes, empedrados ahogados en cemento, agua, luz y drenaje a todos los barrios.

El doctor es el creador del proyecto del escudo heráldico, transmitió sus ideas al arquitecto Manuel Dávila y juntos lo plasmaron:

“Se decía y se andaba promoviendo que El Pitillal se separara de Vallarta, que fuera otro municipio, junto con Ixtapa, Las Juntas, Las Palmas y Tebelchía, esa sería la jurisdicción de lo que sería el Ayuntamiento de El Pitillal, mientras que Vallarta se quedaría con la costa desde el Río Ameca, toda la zona hotelera-turística, todas colonias hasta Boca de Tomatlán, así se mencionaba en ese tiempo sería la separación”.

El movimiento “independentista” creció poco a poco, hicieron escritos y juntaron firmas: “Andaba muy motivado un presidente de colonia que tuvo en El Coapinole, se llamaba don Nereo Sánchez, que fue diputado en Puebla, al mismo tiempo se le había comentado al alcalde Calderón, ya andaba esa cosa de la separación”, narró Toño García.

La iniciativa de la separación del Pitillal no prosperó, pero quedó el escudo heráldico que identifica a esta delegación: “Entonces yo viendo esto me senté y plasmé el escudo, en una hoja puse una corona real de España, con unos laureles a los lados, estos terminaban en anclas; unos peces a los extremos, por la cercanía del lugar al mar; en la base del escudo una especie de concha con el año 1872 en que se fundó, y un listón con el nombre de El Pitillal”.

Explicó otros detalles de este símbolo que dividió en cuatro partes:  los instrumentos de labranza de los campesinos del ejido, el machete, pala azadón y la rosadera; en la parte superior izquierda el río con el sol naciente y en playón las plantas de pitillos, de donde se origina el nombre de El Pitillal, “lugar de pitillos”; en la parte inferior izquierda un libro abierto, que significa la evolución y desarrollo de la educación, a la derecha las iniciales GPP de Genaro Padilla Ponce, primer maestro del pueblo, con los años 1905, 1945 y 1977, fechas del nacimiento del profesor, su llegada al Pitillal y su fallecimiento; arriba del libro dibujaron un árbol del Coapinole, insignia del Ejido de mismo nombre; en la parte inferior izquierda un mapa de Jalisco, señalando con un punto donde se ubica Puerto Vallarta y El Pitillal”.

“Si esto se viene quiero dejar este recuerdo para la niñez, porque se indica su historia y cultura del Pitillal, para que toda la gente se diera cuenta de su crecimiento y capacidad de hacer muchas, cosas, y que esté escudo se pusiera en la hojas membretadas del Ayuntamiento que se pretendía crear”.

El escudo hoy se puede ver en las oficinas de la delegación en un enorme vitral, igual en el salón del Ejido El Coapinole, por muchos años estuvo otro de azulejos en la plaza, pero desapareció cuando se hizo el estacionamiento subterráneo.