Taiwán: ¿el punto de partida de la aniquilación nuclear? 

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La dura advertencia de António Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas en el marco de la conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación nuclear no debe pasar para nada por desapercibida: “la humanidad corre el peligro de olvidar las lecciones forjadas en las aterradoras llamas de Hiroshima y Nagasaki”. 
 
Estas declaraciones no se hacen al aire, sino justo ante el creciente aumento de las tensiones geopolíticas que se desarrollan en los diferentes teatros de operaciones abiertos entre las potencias mundiales, en los que francamente ya se llevan a cabo ejercicios de todo tipo para el inicio de conflagraciones de mayor envergadura.  
 
En un mundo que aceleradamente se rearma, y en donde la opción nuclear está puesta sobre la mesa, Guterres está claro en lo que puede suceder “Hemos tenido una suerte extraordinaria hasta ahora, pero la suerte no es una estrategia. Tampoco es un escudo contra las tensiones geopolíticas que desembocan en un conflicto nuclear”, y remata: “la humanidad está a un error de cálculo de la aniquilación nuclear”. 
 
Si el conflicto en Europa ya era un polvorín con la confrontación en Ucrania, el actual escenario que está abriendo Estados Unidos en Taiwán parece que trazan la ruta de una escalada que no tendrá vuelta atrás en todo el Siglo XXI. China continental está apuntando abiertamente a dejar de lado la estrategia de crecer sin mostrar el brillo, es decir, podría sentir una amenaza que la lleve a dejar de lado su papel de bajo perfil militar para emprender una nueva aventura bélica. 
 
El viaje de la octogenaria Nancy Pelosi, líder del congreso americano, a Taiwán marcan el punto de partida de una nueva estrategia de Estados Unidos en el Mar Meridional de China para establecer un cerco similar al establecido entre Alemania y Rusia con el conflicto ucraniano. En este caso, el cerco hacía China parte del hecho de cerrar el paso dentro del pacífico y colocar una barrera marítima tanto comercial como militar junto con sus aliados en la región: Singapur, Corea del Sur, Malasia y Japón.  
 
No es que esta estrategia sea algo nueva, de hecho, desde inicios del siglo los think thank americanos avanzaron en diferentes propuestas para confrontar al gigante asiático. Está claro que las políticas elaboradas por Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski han quedado atrás. Ya sea Robert Kaplan, o mejor aún, John Mearsheimer parecen haber ganado la partida, la vía que están definiendo es la que tiene por tesis la del choque inevitable. 
 
Los reportes de la prensa internacional indican que Estados Unidos estaría preparando su ayuda militar a la isla para incrementar su venta de armas. Lo que encaminaría a romper con el acuerdo de 1979 de oponerse a un cambio unilateral en el estatus quo entre China y Taiwán. Avivar la cuestión independentista en Taiwán es intentar colocar un freno a China, cuando Estados Unidos aún tiene buena parte de su superioridad militar en pie. 
 
Está claro que la condición económica americana está pasando por uno de sus peores periodos, ya entró en periodo estanflacionario, a pesar de que se nieguen a reconocer la recesión que azota a Estados Unidos, y que con el precio de los combustibles por las nubes la espiral inflacionaria parece estar comenzando.  
 
El problema de la nueva región que se intenta desestabilizar tiene diferentes retos. Uno de ellos es que sus aliados no podrían por sí solos reaccionar a una acción militar decidida desde China, hay que recordar por ejemplo que Japón no tiene una fuerza militar que le permitiera entrar en esta confrontación de forma inmediata.  
 
Por ello es por lo que ha tenido que operar el propio Comando del Pacífico (PACOM) la protección de Nancy Pelosi ante los ejercicios militares anunciados por China. Esto muestra la complejidad del asunto, China no es Rusia, y no se cuenta con potencias militares como las organizadas en torno a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para no cargar con los costos de resistir una invasión. 
 
El horno no está para bollos, estos días vimos el desplazamiento del portaviones clase Nimitz de propulsión nuclear USS Ronald Reagan, a lo que el Ejército Popular de Liberación de China (EPL) realizó ejercicios con fuego real en Fujian y el estrecho de Taiwán. De igual forma se realizaron ejercicios en el disputado archipiélago de Spratly. Si bien es cierto que la superioridad americana es clara, esto no deja de preocupar a muchos analistas internacionales sobre las posibles consecuencias de una guerra, ya no sólo comercial, sino de orden militar.  
 
Antes de la llegada de Pelosi a Taiwán, el diario Global Times, que pertenece al Partido Comunista Chino (PCCh), lanzó severas declaraciones que ponen en contexto que esto no pasara para nada desapercibido. En primer lugar, las declaraciones que se hicieron no fueron diplomáticas, sino que se involucró de lleno la parte militar, el EPL anunció que “no se quedaría de brazos cruzados” por lo que habría que esperar una respuesta.  
 
De hecho, el titular de la editorial para fijar su postura ya muestra el panorama: “El EPL no tiene miedo de luchar para defender la seguridad y soberanía”. Y ante lo que el gobierno chino considera una provocación llama a “acelerar el desarrollo del EPL como un ejército de clase mundial” porque está claro que “no existe tal cosa como un mundo pacífico”. El editorial remata con advertencia muy seria “Nosotros no atacaremos a menos que seamos atacados, pero si somos atacados, tengan la certeza que atacaremos”. 
 
Las advertencias del presidente chino Xi Jinping “quién juegue con fuego se quemará” a Joe Biden no resultaron efectivas para detener el viaje de Pelosi. Está claro el doble discurso de Washington por un lado dice que respeta que se mantenga el estatus quo entre China y Taiwán, pero por el otro comienza una exploración para contener a China usando a Taiwán como plataforma militar.  
 
La reacción de Xi a la llegada de Pelosi a Taiwán no se hizo esperar “seguimos mirando al mundo con los ojos muy abiertos para no perdernos ni una sola provocación de los reaccionarios americanos. La visita de Pelosi a Taiwán es una demostración más de la campaña incivilizada de los imperialistas y la victoria del PCCh”. No hay que olvidar que apenas este lunes se celebró el 95 aniversario del PLA, y que esto se vivía como una afrenta, más aún, que para el otoño Xi estará enfrentando la posibilidad de un tercer periodo sino es que logra el consenso de una ampliación indeterminada de su mandato.  
 
Aunque está claro que el momento en cómo se están desarrollando los eventos importan, la baja popularidad de Biden, la próxima derrota de los demócratas en las elecciones intermedias, la baja preocupación de los americanos por la guerra en Ucrania, las fuertes presiones de Europa sobre Estados Unidos, todo esto debe ser englobado en la crisis epocal que surgió a partir de 2008, y en la que la tasa de ganancia que guía la hegemonía americana no ha podido recuperarse, lo que los está orillando a abrir canales de acumulación cada vez más agresivos como la guerra.  
 
Un error de cálculo y se desatará una aniquilación nuclear advierte nada más y nada menos que el secretario general de la ONU, no se equivoca, la posibilidad de una catástrofe humana se asoma. No habrá una reedición de una nueva guerra fría, no es posible, si el escenario de guerra se abre, la barbarie del Siglo XXI quizás no tenga vuelta atrás. Es momento de generar conciencia y oponerse a que ese sea el destino de la humanidad.  

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