Boris, a un voto de confianza por el escándalo “partygate”
El primer ministro británico, Boris Johnson, golpeado por el escándalo de las fiestas durante los confinamientos, se enfrentará el lunes a un voto de confianza de su Partido Conservador, que puede descabalgarlo del poder o conservarlo dejándolo más o menos debilitado.
Para lanzar esta votación, debían solicitarla por carta al menos 15% de sus 359 diputados, es decir 54, lo que se logró el domingo, según afirmó el lunes Graham Brady, presidente del comité que gestiona el grupo parlamentario conservador.
Algunos legisladores, explicó, decidieron retrasar sus peticiones hasta finalizado el “jubileo de platino“, los cuatro días de celebraciones nacionales que vieron a millones de británicos salvar sus diferencias para festejar los 70 años de reinado de Isabel II.
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Johnson fue informado el domingo por la noche, tras lo cual él y Graham acordaron que “en línea con las reglas establecidas, la votación debía realizarse lo antes posible”, explicó. Tendrá lugar este lunes entre las 18H00 y las 20H00 (17H00-19H00 GMT) y el recuento se realizará inmediatamente.
Para ganar el voto se necesita mayoría absoluta -180 o más- y Johnson, que confía en su legendario talento para el escapismo político, se dirigirá a sus diputados por la tarde.
Es un modo de “poner un punto final y seguir adelante“, dijo su portavoz, asegurando que el primer ministro “agradece la oportunidad de exponer su caso a los parlamentarios y les va a recordar que cuando estamos unidos y centrados en las causas que le importan a nuestros votantes no hay una fuerza política más formidable”.
Y como muestra del relevante trabajo del primer ministro, su servicio de prensa divulgó una larga nota sobre una conversación telefónica mantenida por la mañana con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, sobre la guerra con Rusia.
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Si Johnson pierde, los conservadores celebrarán elecciones internas en las próximas semanas para designar a un nuevo líder, que se convertirá automáticamente en primer ministro. Pero si gana, no podrá volver a ser sometido a otro voto de confianza durante el próximo año.
– “El principio del fin” –
El Partido Conservador se ha mostrado históricamente implacable con sus líderes que dejaron de tener atractivo electoral -entre ellos Margaret Thatcher- y Johnson, que llegó al poder triunfante en 2019 cuando la muy debilitada Theresa May se vio empujada a dimitir pese a haber ganado un voto de confianza, lo sabe.
“No estamos ofreciendo la integridad, la competencia y la visión necesarias” a los británicos y “porque ya no tenemos la confianza del electorado (…) vamos a perder las próximas elecciones generales”, previstas en 2024, afirmó el exministro Jeremy Hunt, que perdió contra Johnson en las elecciones por el liderazgo conservador en 2019 y desde entonces ha estado esperando el momento para volver a presentarse.
Un informe interno sobre el “partygate” -el escándalo de las fiestas organizadas durante los confinamientos- publicado el 25 de mayo, responsabilizó a los “altos cargos implicados” de la celebración de incontables eventos marcados por los excesos de alcohol cuando los británicos estaban privados de ver a familiares y amigos.
Johnson, que solo recibió una multa por haber participado en una fiesta por sus 56 cumpleaños el 19 de junio de 2020 en la sala del consejo de ministros, pidió perdón asegurando que no se le había “ocurrido” que el breve encuentro “pudiera constituir una infracción de las normas”.
Asumió “plena responsabilidad” pero defendió su actuación y se negó a dimitir, asegurando que debía seguir adelante con “prioridades” como la guerra de Ucrania y la creciente crisis por el coste de la vida, que impone estrecheces a muchos británicos y daña la popularidad de su gobierno.
No convenció sin embargo a muchos en sus propias filas, como John Penrose, su “zar anticorrupción” que el lunes dimitió, considerando “bastante claro que (Johnson) infringió” el código de conducta oficial y también él debería renunciar.
Aunque el primer ministro puede sobrevivir con la mitad más uno de los votos, quedaría muy debilitado si gana por estrecho margen.
“La historia nos dice que esto es el principio del fin”, afirmó el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, a la radio LBC. “Si se observan los ejemplos anteriores de votos de confianza, incluso cuando los primeros ministros conservadores sobrevivieron (…) el daño ya está hecho y normalmente caen razonablemente rápido”, subrayó recordando a Thatcher y May.