No se vaya a morder la lengua

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Existen detractores de México que aseguran que no hemos progresado en años.

Completamente falso ya que, si analizamos los últimos 40 años, es obvio que hemos avanzado notablemente en infraestructura, industria, exportaciones, educación, cultura y presencia mundial de México en aspectos como cultura, turismo, e imagen como país en el mundo.

Desde luego que hubiéramos podido progresar más, pero hemos batallado con la corrupción, funcionarios desleales y abusos de autoridad traducida en beneficios personales.
Sin embargo, el progreso notable logrado fue por una política neoliberal, por aspiracionistas, profesionales probados, industriales capaces y un gobierno progresista, sin rollos.

Este sistema neoliberal, satanizado por el presidente en turno, dio resultados muy positivos para el país, manchado con una corrupción gubernamental que ya conocemos.

Hay una crítica tenaz, obsesiva y enfermiza contra los neoliberales y conservadores, ambos acusados de una corrupción endémica.

Aunque en una aparición reciente afirmó “el neoliberalismo bien llevado puede ser bueno”. ¿Quién le entiende?

¿Se habrá dado cuenta que ha vivido en el error, predicando una izquierda deformada, aunada a un aislamiento de nuestro país al mundo real? ¿Se habrá dado cuenta que regalar dinero no es gobernar? ¿No se ha dado cuenta que una guerra en el otro lado del mundo nos afecta en la importación de granos?

Manda “al carajo” la Conferencia Económica en Davos, sin enviar ningún representante del gobierno, ¿necesitando ser parte del mundo? ¿Lo hará por soberbia o por ignorancia?

Estamos estancados en este régimen, empezando con la cancelación del gran proyecto del aeropuerto de la CDMX sustituido por un aeródromo regional, con poca capacidad, inversión multimillonaria que no resuelve el problema de tránsito aéreo de la CDMX, echando a perder el gran ingreso al país por el turismo.

Un tren maya, improvisado, sin permisos, sin un programa real de construcción ni de operación, sin un presupuesto real, con un dispendio de recursos sin control.

Una refinería que rebasa el costo inicial en un 50 %, dudosos sus beneficios, sin fecha de terminación.

Este régimen, como los anteriores, criticados acremente a diario en su rollo matutino, no se escapa de la corrupción, parientes abusivos del presidente en turno, dispendio, gastos sin huella, ineficiencia de funcionarios, opacidad en muchos temas con manejo de dinero, cuentas multimillonarias sin comprobación, manejo discrecional de fondos, violencia sin control, falta de atención médica a mexicanos.

Todo esto, no obstante que el tema diario en boca del presidente en turno es “nosotros no somos corruptos, somos diferentes”
Como decía mi abuela, “no se vaya a morder la lengua”.

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