Trump declara la emergencia nacional para frenar el coronavirus

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La Administración estadounidense trata de acelerar la producción del test mientras el Congreso negocia el plan de rescate económico

Donald Trump declarado la emergencia nacional para frenar la propagación del coronavirus en Estados Unidos, lo que en la práctica le permite movilizar más recursos públicos para estados y municipios, según han avanzado fuentes de la Administración a diferentes medios locales. El presidente ha anunciado la medida esta tarde en una rueda de prensa desde los jardines de la Casa Blanca, en plena escalada de la pandemia en todo el mundo y con la vida de los estadounidenses completamente alterada: un gran número de colegios y universidades cerrados, competiciones deportivas suspendidas, actividades culturales canceladas y millones de personas trabajando desde casa.

La medida permitirá utilizar unos 50.000 millones de dólares disponibles en el fondo especial para desastres, deja en manos de la Agencia Federal de Gestión de Emergencia (FEMA, en las siglas en inglés) la coordinación de la respuesta a la crisis y amplía los poderes del secretario de Salud, Alex Azar. Para Trump, este paso es un nuevo punto de inflexión tras el veto a los viajes desde Europa y después de semanas tratando de restar gravedad a la amenaza que supone esta pandemia. La Administración estadounidense tomó las primeras medidas con rapidez, ante la expansión del coronavirus en Asia y Europa, pero Trump se ha mostrado muy errático en su discurso, frivolizando incluso con el problema. Este miércoles, durante su solemne mensaje a la nación, llegó a provocar una enorme confusión con errores de bulto, como cuando aseguró que el veto de los viajes también afectaría al transporte.

Estados Unidos es aún un país poco afectado por el momento en términos relativos –1.700 casos confirmados y 41 muertes en una población de 327 millones de personas–, pero los expertos advierten de que la cifra crecerá y la queja por la falta de tests para personas con síntomas se han multiplicado. Las cifras oficiales de la CDC (la agencia pública responsable de las enfermedades infecciosas) resultan desalentadoras, pues cifran en 3.903 los tests realizados por la entidad y en menos de 10.000 los llevados a cabo en laboratorios públicos. Con el objetivo de acelerar su producción, la Agencia estadounidense del Medicamento ha dado permiso a la compañía farmacéutica suiza Roche para vender pruebas a sus laboratorios y el Departamento de Salud inyectará fondos a otras firmas (DiaSorin Molecular y Qiagen) para desarrollar análisis que proporcionen resultados rápidos (en una hora).

La declaración de emergencia por motivos de salud es una medida excepcional que en los últimos 60 años solo se ha aplicado dos veces debido a un brote infeccioso: lo hizo el presidente Bill Clinton en Nueva York y en Nueva Jersey en el año 2000 a raíz del virus del Nilo Occidental, según datos de Bloomberg, que avanzó la noticia.

Mientras, demócratas y republicanos ultiman su acuerdo en el Congreso para aprobar un paquete de medidas económicas que alivie el descalabro que esta crisis supone para millones de familias, en un país donde la mayor parte de los trabajadores apenas puede beneficiarse de bajas por enfermedad. Además, muchos empleados del sector servicios cobran por horas, con lo que, por ejemplo, restaurantes a medio gas o cerrados pueden suponer un grave agujero económico para los trabajadores.

Al menos hasta este mediodía, los partidos disentían de cuántos estadounidenses afectados por la enfermedad debían poder acogerse a una baja médica financiada con dinero público. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció este viernes que procederían a votar un proyecto de ley que “pone a las familias primero” y cuyos tres pilares más importantes son: “pruebas, pruebas, pruebas”, en referencia a los tests para diagnosticar el virus. La legislación, dijo Pelosi, “garantiza exámenes de coronavirus gratis para quien lo necesite, incluidos los que no tienen un seguro médico”. También incluye dos semanas de baja médica pagada y un seguro de desempleo para quien pierda su trabajo como consecuencia del parón económico que esta pandemia supone, añadió, sin concretar los detalles de cada medida.

La Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, puede dar luz verde a este texto sin problemas, pero el respaldo republicano es necesario en el Senado, que lo ratifica, y es de mayoría republicana. La Cámara alta ha suspendido el receso previsto para la próxima semana con el fin de aprobar esta importante legislación.

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