Sujeto agrede y amenaza a reportero; la policía no actúa
Crece el problema de la indigencia en Vallarta sin que las autoridades actúen de inmediato. El tena se recrudece dado que algunas de estas personas padecen de problemas de salud mental, algunos de ellos se han vuelto amenazantes para la sociedad. Se comportan agresivos sin que existan protocolos de seguridad para defender a la población local y los visitantes.
Son varias las personas que tienen serios problemas mentales y van por la calle ofendiendo a las y los ciudadanos e incluso amenazándolos e incomodando a la gente porque no les dan lo que les piden, sin que las autoridades hagan algo para controlarlos.
Mientras realizábamos nuestra labor diaria, cámara en mano en la zona de Las Glorias, uno de esos personajes se acercó para increparnos por una supuesta ofensa de parte de este reportero, señalando que habíamos mencionado mal su nombre y quería que quedara bien claro que nos atuviéramos a la consecuencias, al tiempo que blandía un palo con una punta afilada con la que amedrentaba.
Luego de lanzar veladas amenazas de muerte y de que no sabíamos quién era él, se alejó hacia la playa donde luego de terminar el enlace en vivo, se acercó de nueva cuenta pero ahora más fuera de sus cabales y sus amenazas más directas.
Este peligroso sujeto con delirios de persecución llevaba recargado en la espalda ese palo de escoba con el filoso pico y ahora me enfrentaba tan cerca que lograba percibir su nauseabundo aliento. Para ese momento ya estábamos en contacto con el 911 cuya operadora nunca tuvo la capacidad para hacer llegar una unidad de policía a controlar al sujeto y tomara nota del hecho.
De las palabras pasó a los golpes y me soltó un tremendo puñetazo entre el tórax y la boca del estómago que me sacudió hasta las neuronas, para ese momento la operadora del 911 aún no enviaba una unidad para atender el reporte, por lo que luego el sujeto se retiró tranquilamente con rumbo hacia el hotel Las Palmas donde se perdió.
Sin duda el sujeto lo que buscaba era camorra pero conociendo las leyes mexicanas era seguro que el que terminaría en el bote sería yo, porque el pobre indigente es un enfermo mental que no puede ser ingresado a las celdas municipales porque no se cuenta con la capacidad ni la inteligencia para tratarlos.
Casi media hora después llegaron los uniformados para atender el reporte pero para ese momento, el tipo debería estar desayunado en el bar de las Palmas sin preocuparse de ser detenido porque los policías nunca van a llegar.
Si esto le pasa a un reportero, qué pasará con un ciudadano común que por igual está en total indefensión ante la incapacidad de los altos mandos se seguridad pública de Puerto Vallarta para atender con celeridad los reportes ciudadanos aun cuando están en riesgo.