¿Qué está pasando con la guerra civil en Etiopía?

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Lo que comenzó como una estrategia para restablecer el Estado de Derecho terminó con una masacre de violencia excepcional.

Hoy, la capital federal Addis Abeba se encuentra bajo amenaza por los rebeldes de Tigray y sus aliados del Ejército de Liberación Oromo (OLA), quienes luchan contra el primer ministro Abiy Ahmed.

 

Situación actual

Desde hace un año, en Etiopía se libra una guerra que la ONU ha calificado de “extrema brutalidad” que busca controlar el territorio del país y la identidad del estado.

El investigador del Colegio Universitario de Oslo, Kjetil Tronvoll afirma:

“Lo que ha ocurrido en Tigray no es ‘otra guerra civil en África’, como podría decirse de forma trivial. La manzana de la discordia, la cuestión central por la que se lucha tiene profundas raíces en la historia de Etiopía. Una vez más, estamos luchando por lo que es Etiopía, por una visión de Etiopía y por cómo debería organizarse. Es decir, autoridad central frente autonomía política de las periferias”.

Hay dos puntos de vista, los contendientes y el gobierno federal:

  • La etnia Tigray, con ideales independentistas, fueron desalojados del poder federal en el 2018, y desde entonces han hecho una reivindicación autónoma y nacional.
  • Tras años de marginación cuando los Tigray ejercían el poder con mano de hierro, los nacionalistas amharas quieren afirmar su preeminencia con un proyecto supranacional y centralizador.

 

Abiy Ahmed

Son muchos los observadores etíopes que mencionan que Abiy Ahmed, ganador del Premio Nobel de la Paz 2019, tiene una visión más personal de esta guerra.

Éloi Ficquet, de la École des Hautes Études en Sciences Sociales precisó:

“Creo que su proyecto es mesiánico. Cree en su destino y piensa que está guiado por la providencia divina. Ve los desafíos que enfrenta como pruebas enviadas por Dios, que una vez superadas revelarán una gran Etiopía. Creo que ya no podemos hablar de un proyecto político, sino de una exaltación megalómana”.

Abiy Ahmed se reconcilió con su enemigo Eritrea, lo cual muchos vieron como una estrategia para acabar con el enemigo en común: los dirigentes del TPLF, quienes se atrincheraron en su provincia.

Lo que vino después fue terrible: un año de violencia sin precedentes que afectó principalmente las poblaciones civiles de Tigray y Amhara, así como para refugiados eritreos. 

La situación es muy crítica para la población civil pues no solo padecen la violencia de un conflicto armado sino también una terrible hambruna organizada.

Éloi Ficquet lo explica así:

“Incluso antes de que estallara el conflicto, el gobierno etíope siguió una política de división del ejército, apoyando el refuerzo de las fuerzas especiales regionales y no oponiéndose a la formación de milicias. En el conflicto actual, son estos últimos los que actúan. Pero al estar compuesto por extremistas fanáticos, el ejército, que tiene una posición equilibrada a escala nacional, se ha debilitado desde dentro en su capacidad de mando y coordinación”.

Los combates se extendieron a los estados vecinos de Afar y Amhara.

 

Todas las partes del conflicto en Etiopía son responsables de “crímenes de guerra”: ONU

Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos, dirigió una investigación del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, la cual concluyó que todas las partes involucradas en el actual conflicto etíope han cometido crímenes de guerra:

“Todas las partes que luchan en el conflicto que empezó hace un año en Etiopía han cometido, en diversos grados, crímenes de guerra y contra la humanidad. Hay detalles de violaciones y abusos, que incluyen asesinatos y ejecuciones extrajudiciales, torturas, violencia sexual y basada en el género, violaciones contra los refugiados y desplazamiento forzado de civiles”.

Por su parte, el Alto Comisionado aseguró que la tortura y las detenciones arbitrarias se han vuelto una situación cotidiana, así como los saqueos, ataques contra viviendas, iglesias y hospitales.

El informe subraya varios episodios de violencia por razones étnicas, en particular masacres de miembros de la etnia amhara o de tigriños, que corresponden a:

“Ataques generalizados y sistemáticos contra una población civil específica, y que por lo tanto serían crímenes contra la humanidad”.

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