La tragedia de Hesley

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La Copa de Europa era de dominio inglés en el final de los 70s y principios de los 80s. El Liverpool, cuatro veces campeón soñaba con repetir la gloria. Por su parte, Platini y Paolo Rossi, buscaban impedir que el equipo de la Isla británica se acercara a una copa del histórico Real Madrid de Di Stefano.

¿Los reds que iban para confirmar la hegemonía británica o los bianconeri que buscaban su primera Copa de Europa?

Desafortunadamente, no habría una anécdota linda para el recuerdo. 39 muertos y casi 600 heridos, fueron el resultado de una masiva trifulca entre hooligans ingleses y espectadores en el estadio. 

El caos infernal se llevó a cabo una hora antes de iniciar el partido, pero las cabezas bañadas en furia, venían acumulándose desde hace un año. Debido a una trifulca con los tifosi, un grupo de aficionados extremistas de la Roma, en la pasada final de Copa de Europa. La relación entre italianos y británicos era poco estable. Los ánimos estaban ardiendo, y fue dentro del estadio donde la furia se desató.

La trifulca empezó como todas, un lunático agredió a otro, sembrando el caos. Decenas de aficionados británicos se lanzaron hacia italianos, generando una avalancha. Los espectadores que buscaban alejarse del horror, se vieron traicionados por los muros del estadio y las vallas “protectoras” que impedían el acceso al campo de juego. La lenta participación de las fuerzas de seguridad se vio expuesta en la transmisión. Centenares de aficionados se vieron atrapados por el peso. Aquellos que no sufrían casos de asfixia o eran aplastados, entraban en ansiedad, dificultando el trabajo de la seguridad. 

Las transmisiones no cesaron, más que en Alemania, donde fueron cortadas. El mundo enteró quedó atónito ante lo sucedido. Y aunque en ningún panorama moral se debió continuar con la final. Los dirigentes dieron marcha con el juego, situación que sorprendió a propios y extraños. 

La Copa de Europa era de dominio inglés en el final de los 70s y principios de los 80s

“Cuando en el circo muere el trapecista, entran los payasos”, Platini. 

Y después de la tragedia, rodó el balón. A pesar del discurso realizado por ambos capitanes de los equipos intentando calmar a los aficionados, el juego se disputó en un clima frio y hostil. Cada jugada rival, falta y acción eran acompañadas de silbidos, insultos y presión por parte de la tribuna, en un intento de sacar la furia interna.

El juego comenzó lento y burdo, y a decir verdad, fue así durante gran parte del tiempo. Hasta que en el minuto 57, Platini y su genialidad, cambiaron el resultado del juego. Desde más atrás de la media cancha, Platini lanzó un pelotazo hacia la espalda de la pareja de centrales ingleses, donde el delantero polaco Boniek aprovechaba con su velocidad posicionarse por delante de ellos. Un ligero roce ocasionó que el delantero Juventino cayera a las afueras del área. Sin embargo, el réferi marcaría penal, desatando la primera polémica del partido.

Desde los once pasos, Platini batía a Bruce Grobbelaar. De esta forma la Juventus se ponía por delante, y si el partido antes de esto era bastante cerrado, terminó inclinando la balanza del juego hacia los reds, quienes propusieron el ataque por el resto del partido. La Juventus con su línea de cinco en defensa no se vio en grandes aprietos para neutralizar la ofensiva red. Fue entonces hasta veinte minutos después que la polémica nuevamente se hizo presente en el campo.

Dalglish filtraba un balón hacia Rush, quien se dio la vuelta para filtrar un sublime pase que superó a cuatro jugadores juventinos, cayendo al pie de John Wark. Una serie de rebotes dejaba a Ronnie Whelan con claridad hacia el balón, pero el mediocampista Massimo Bonini se barría violentamente, llevándose al irlandés. En una de las faltas más claras de la historia. Sin embargo, el silbante suizo André, se guardó las ganas de cobrarlo y pitó saque de banda.

Los jugadores del Liverpool se le vinieron al árbitro, quien los apartó negando que fuese una jugada para marcar penalti. Lo cierto era, que había dejado en evidencia, una pequeña inclinación hacia los italianos. ¿Por lo sucedido en las gradas antes del comienzo del partido? Esa será la interrogante que quedará en la historia.

El juego terminó y Platini celebraba haber liderado a la vecchia signora a su primera Copa de Europa. La victoria italiana terminaba con una hegemonía británica en la copa, de más de siete años. Y el Liverpool se marchaba con las ganas de repetir campeonato, en una noche para el olvido.

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