¿Un nuevo consenso en Washington?
En el libro Tiempos de peligro: estado de excepción y guerra mundial que escribió junto con el pensador argentino Jorge Beinstein, el importante intelectual mexicano Luis Arizmendi recientemente fallecido, planteó que estamos entrando en un proceso histórico muy complejo, ya que la crisis ambiental mundializada podría desbordarse si llegáramos al punto de no retorno, aunado al aferramiento de Estados Unidos al patrón fosilista para detener a China, y que precisamente por el crecimiento imparable de la economía china entrar en una nueva confrontación nuclear, que parece estar ya sucediendo.
Esta semana llegó un cable de la agencia de noticias AFP que informa puntualmente que MOSAIC la mayor expedición científica jamás realizada en el Polo Norte ha concluido sus trabajos para analizar el derretimiento del casco polar.
Para Stefanie Arndt, investigadora miembro de la misión, “quizás seamos la última generación en poder ver el Ártico con hielo en verano”. Por su parte del jefe de la misión Markus Rex señaló que el planeta pudo haber superado ya un punto de inflexión hacia un calentamiento global irreversible, con consecuencias “en cascada” desde Groenlandia hasta la Gran Barrera de Coral.
Este grupo de científicos de diferentes países del mundo lograron ver “grandes zonas de agua líquida casi hasta en el polo, rodeadas de hielo lleno de agujeros debido a un deshielo masivo”. El retroceso de la blanquisa es sin lugar a duda el “epicentro del calentamiento global”, el registro del retroceso de la capa de hielo muestra que se está generando más rápido que el año pasado. Lo más preocupante es que la extensión de hielo durante el verano es tan sólo la mitad que la registrada décadas atrás.
Resulta paradójico que la reciente reunión del G7 a pesar de reconocer que la generación de energía a base de carbón es la principal causa de emisiones de gases de efecto invernadero, Europa al estar sufriendo un déficit de gas natural haya aumentado el uso del carbón entre un 10 y 15 por ciento.
Para Arizmendi las consecuencias de atravesar el escenario del incremento de 5 grados centígrados de la temperatura global con su consecuente liberación de las reservas oceánicas de metano detonarían una devastación materialmente equivalente al daño generable por una guerra atómica planetaria. Es decir, si la guerra atómica planetaria no estalla, su doble, la crisis ambiental mundializada podría suponer efectos igual de nefastos.
Bernie Sanders, ex candidato presidencial demócrata, esta semana escribió en la revista Foreign Affairs un artículo urgiendo a Washington a tomarse en serio que el cambio climático no podrá ser resuelto por un solo país, y que requiere del apoyo de toda la comunidad internacional. Por lo que resulta muy peligroso y angustiante el nuevo consenso que está emergiendo en Washington respecto de instalar una confrontación militar y económica de suma cero con China.
Este nuevo tipo de consenso da paso a la sincronización de todas las instituciones que se alinean para el proyecto de guerra nuclear que fue iniciado por Donald Trump. Por lo que es importante observar cómo se ha ido desarrollando esa tendencia, es clave captar que la necesidad de un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos para dividir a la potencia nuclear rusa de la potencia económica china no es algo que Joe Biden está asumiendo con beneplácito sino más bien ha sido orillado por las circunstancias.
Por solo poner un ejemplo todo el discurso del Partido Demócrata respecto de la intromisión de Rusia en las elecciones en las que Trump resultó ganador ha tenido que empezar a bajar de intensidad para abrir paso a concesiones hacía Vladímir Putin.
Putin ha logrado presionar a Europa, y sobre todo a Alemania para abandonar el gas caro que le compran a Estados Unidos, justo ahora que Nord Strem 2 está listo para entrar en operación. Lo que empieza a generar impactos profundos en la hegemonía americana, que hasta hace unos años era indiscutible en el seno de Europa.
Al mismo tiempo que China y Rusia pudieron avanzar de forma muy rápido debido a su avance en el desarrollo biotecnológico que permitió tener las vacunas contra la COVID-19 mucho antes que Estados Unidos, además de que pudo entrar en regiones en donde antes Estados Unidos se veía como un líder único.
Es impresionante como China ha informado precisamente en estas semanas que ha logrado vacunar a mil millones de chinos, lo que lo poner a la delantera en la carrera por la recuperación económica.
Biden sabe que, si con alguien debe entenderse para lograr cercar a China, es precisamente con Putin. Según el Stockholm International Peace Reserch Institute Estados Unidos cuenta con 1800 ojivas nucleares desplegadas y unas 2000 almacenadas mientras que Rusia cuenta con 1625 ojivas nucleares desplegadas y unas 2870 almacenadas. China apenas cuenta con 350 ojivas nucleares almacenadas.
Centrar los focos en China y llegar a un acuerdo con Rusia, ha dado un triunfo a Trump, no por nada antes del encuentro Biden-Putin lanzó un mensaje de sorna, mandándole saludos a Putin e instándolo a no dormirse en la reunión, a sabiendas que el constructor de este nuevo esquema fue él.
El medio americano Politico informó que el Pentágono está considerando establecer en el pacífico un grupo de buques de guerra para contrarrestar la influencia militar de China en la región. Se habla que se estaría reactivando una especie de grupo similar al usado durante la Guerra Fría con la URSS y que llevaba el nombre de Fuerzas Navales Permanentes del Atlántico. El medio informa que aún no está claro si esta acción sería acompañada de otros aliados como la OTAN o sería una acción en solitario de Estados Unidos.
Arizmendi además afirmaba que, en la disputa por la hegemonía planetaria contra China, Estados Unidos sabe que la contienda puramente económica la perdería por lo que la crisis hegemónica americana actualiza como nunca, ni siquiera en tiempos de la Guerra Fría, la tendencia al estallido de una guerra a gran escala, que se complejizaría con la tendencia del sobrecalentamiento planetario, ya que Estados Unidos no estaría dispuesto a renunciar al patrón fosilista.
Esta crisis epocal en donde se entrecruza la crisis ambiental mundializada con la posibilidad de una guerra fría pone en serio peligro a la humanidad. Es tiempo de pensar en soluciones urgentes ya, de ello va la vida en este planeta. Este nuevo consenso no debe pasar.