El compromiso es servir a la ciudadanía: Berenice Pérez

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Vallartense de nacimiento, con 31 años de edad y apenas tres años y dos meses en la Dirección de Seguridad Ciudadana y Vialidad Municipal, es la encargada de la Unidad Especializada Policial en atención a Mujeres Víctimas de Violencia. Es abogada de profesión, egresada del CUCosta y se decidió a ser policía por la inquietud de servicio hacia las personas.

“Cuando uno toma la decisión de ser abogado, tienes la intención de servir a la gente, pero te das cuenta que la misma profesión te lleva por caminos muy distintos, a veces tienes que elegir entre cuestiones de moralidad y cuestiones de ética. No te permite hacer el servicio como tú quisieras, por eso cuando me hacen la invitación de entrar a la policía, dije: vamos a ver qué pasa”.

Agregó que fue así que en el servicio empezó a sentir su verdadera vocación. “Gracias a tantas materias que uno como policía debe de conocer y las mismas capacidades que debes utilizar, te permiten desempeñar ese servicio hacia las personas, que quieres desarrollar”.

Sin policías en su familia, quiso ver qué pasaba y le gustó. El ser policía le ayudó a ver muchas cosas de ella y le ayudó a superar muchas cosas que se dio cuenta que estaban dentro de ella, como los miedos y a buscar mejores metas y el ser policía le da todo eso.

¿Cómo te decides a entrar a la Unidad que ahora está a tu cargo?

Yo venía de trabajar en la Patrulla Rosa que atiende la violencia familiar y me hacen la invitación de participar en la Unidad Especializada, lo cual es algo similar, sobre todo porque atienden de manera especial a las mujeres, lo cual es una gran responsabilidad y creo que todos tenemos la capacidad de crecer y las oportunidades no se dan dos veces en la vida. 

La Unidad Especializada está compuesta por seis elementos a cargo de la oficial Berenice, cinco mujeres y un varón, cuenta con todo el apoyo del Ayuntamiento y sus dependencias especializadas.

¿Cuál es el problema que más has captado en tu trabajo?

Tenemos muchos problemas. El principal es el miedo. Todavía las mujeres tienen miedo de denunciar situaciones de violencia, porque nosotras como mujeres hemos crecido y nos hemos desarrollado con principios equivocados, como el ser sumisas y obedientes.

Después nos encontramos obstáculos como la falta de comunicación con las demás autoridades, pero pues es algo que se está trabajando, es algo que gracias al Instituto de la Mujer, al Centro de Justicia para la mujer, a la Fiscalía, esos lazos se hacen más fuertes, en pro de las mujeres de Puerto Vallarta.

¿Qué le hace falta a la policía?

Es muy difícil para mí pensar en esa situación, porque yo al ingresar tenía una idea muy distinta de la policía, como el que no se hacía nada, que había muchos compañeros apáticos e incluso muchas de las situaciones de violencia venían de aquí mismo.

Uno cree a veces que el portar el uniforme te da ese poder o grandeza sobre las personas, esa era mi percepción muy errónea y cuando yo ingresé me encontré con muchos obstáculos y hablaban de mí, me decían: “Ahí viene la edecán…”. 

Es muy difícil ser mujer y estar en una profesión  estereotipada como propia de los varones. Al principio fue difícil, pero después comprendí que es lo mínimo y veo que toda la gente que trabaja aquí está con la disposición de aprender y de crecer. 

Muchos de ellos ahora reconocen el trabajo de todas y cada una de las compañeras. Toman sus cursos, toman sus capacitaciones y veo que es completamente distinto a lo que nosotros pensábamos, a veces muchas de las situaciones que se presentan es por el mismo servicio, nosotros somos policías de reacción.

Muchas de esas situaciones derivan cuando a veces al ver a un policía le hacemos mala cara, pero debemos de comprender que también son personas, sin embargo lejos de poner una mala cara, siempre está el compromiso de servir a los ciudadanos.

Muchos policías han cambiado su forma de ser con la gente, han cambiado su forma de ser de ellos mismos, por eso mi percepción de antes ha cambiado completamente ahora.  

Al hablar de su hijo, de seis años de edad y siendo madre soltera, comenta que es muy difícil y más ahora con la pandemia.

“Tenemos que atender la escuela, ayudarlos a que tomen sus clases, el hogar y aparte nuestro trabajo”.

¿Has sentido miedo cuando trabajas como policía?

La verdad que en ciertos momentos sí. Sabemos que no todos los servicios son iguales, sin embargo todos los días nosotros tenemos que ir alertas por cualquier situación que vaya a pasar, no sabemos si algún vehículo te va a cerrar el paso o hay un robo en proceso. 

Desgraciadamente los índices de la delincuencia han aumentado y no sabemos qué pase más adelante, pero estamos capacitadas para sobrellevarlo y enfrentarlo y al final eso es lo que nos mantiene vivos, el miedo.

¿Cuál sería el mensaje a las mujeres en su día?

Que no están solas, muchas veces la persona agresora es lo primero que nos hace sentir, que estamos solas, sin embargo, nosotros nos tenemos a nosotras mismas y creo que sí se puede y siempre hemos podido. Las mujeres tenemos la capacidad de salir adelante. No están solas, cuentan con familiares, con la policía en este caso.

Esta Unidad Especializada está para atenderlas, para asesorarse, para canalizarlas con los expertos en la materia.

Para terminar pidió que cuando vean a un policía que les saluda, cuando menos devuelvan una sonrisa, “ese pequeño gesto al final nos motiva para dar lo mejor de nuestro trabajo…”.

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