SHEINBAUM Y EL ROJO
En la mañanera del 13 de mayo de 2020, la entonces Secretaria de Economía, Graciela Márquez, informó sobre la implementación de un semáforo para el regreso a la “nueva normalidad”.
Dicho semáforo se integró con varias categorías o conceptos y cuatro colores: rojo, naranja, amarillo y verde.
Ahí se informó también que sería la Secretaría de Salud la encargada responsable de anunciar semanalmente el color en que se ubicará a cada Estado para determinar si regresa o no a la nueva normalidad.
El 14 de mayo de 2020, se publicó el “ACUERDO por el que se establece una estrategia para la reapertura de las actividades sociales, educativas y económicas, así como un sistema de semáforos por regiones para evaluar semanalmente el riesgo epidemiológico relacionado con la reapertura de actividades en cada entidad federativa, así como se establecen acciones extraordinarias.”
Dicho Acuerdo fue firmado por el Secretario de Salud, Jorge Carlos Alcocer Varela.
A partir de esa fecha, todos los medios de comunicación del país han estado atentos para ver si el Gobierno Federal cumpliría cabalmente con los criterios e indicadores aprobados en el citado decreto, confiando que el semáforo epidemiológico “es un mecanismo de medición objetivo, que no está sujeto a negociaciones”, según afirmó el Subsecretario Hugo López Gatell el 7 de diciembre.
En la Ciudad de México, las hospitalizaciones y, especialmente las muertes por día, han ido en aumento, obligando a la Jefa de Gobierno a diseñar una estrategia especial para coordinar esfuerzos, conciliar intereses e implementar acciones para proteger a la población.
Durante tres difíciles semanas, tuvo que contender con la presión ejercida por los medios de comunicación para decretar el semáforo rojo y con la resistencia de autoridades federales que presionaron en sentido contrario.
Su frustración quedó de manifiesto durante esos difíciles y agotadores días. No quizo desobedecer; los sapos la atragantaron y su ropa, cubrebocas y piel, reflejaron el color real del semáforo de su Ciudad.
Pero pudo más su convicción científica que su lealtad ciega. La expresión “estamos más cerca del rojo que del amarillo”, motivó que en los medios y en las redes le tundieran con todas las tonalidades del color naranja. Inmerecido para ella porque sufre una cruda de borracheras a las cuales ni fue invitada; paga los platos rotos por otros.
Para colmo, el Subsecretario López Gatell declaró que el color del semáforo “es intrascendente”, lo cual encendió al rojo vivo a las redes y les dio más argumentos a los detractores de la Jefa de Gobierno.
Un semáforo cacaraqueado y presumido como producto nacional de exportación que, en dos semanas, sufrió muchos corto-circuitos y, en una declaración de unos cuantos segundos, fue tirado a la basura por “intrascendente”.
Todo parecía indicar que la Ciudad de México iba directo al colapso sanitario, económico y social. Sin embargo, la Jefa de Gobierno nunca se dio por vencida. A pesar de momentos de desesperación, no perdió la firmeza hasta que logró doblar las resistencias y domar las intenciones del Palacio Nacional.
Finalmente, el viernes 16, se decretó el semáforo rojo en la capital y en el Estado de México, mismo que implicará la suspensión de las actividades no esenciales durante un plazo que va del sábado 19 de diciembre de 2020 al 10 de enero de 2021.
Queda en el imaginario colectivo la impresión de que Claudia Sheinbaum impuso su autoridad sin rompimientos en el equipo de la 4T.
Con esta firma decisión se afianza en su liderazgo y se perfila como la única funcionaria del equipo cercano al Presidente que opta por la colaboración razonada y no por la obediencia ciega.
Esperemos que su determinación logre los efectos deseados y se reduzcan de inmediato las infecciones y muertes por COVID-19 en la región más poblada del país.
¿Usted cree que se logrará el objetivo?
Esa es una duda sustentable.