Triste 12 de Diciembre a las afueras del Templo de Guadalupe
Cómo nunca se vivió un 12 de diciembre en Puerto Vallarta, sin el desbordamiento del fervor guadalupano hacía su templo ubicado en el centro de la Ciudad, hoy por la pandemia se cerraron sus puertas, pero no fue impedimento para que algunos acudieran hasta ahí a cumplir con sus mandas, rezar y cantar.
Durante la mañana y mediodía, en el horario donde debería entrar la Magna Peregrinación de Los Favorecidos, llegaron aproximadamente 300 feligreses, unos circularon, pero otros se quedaron en las tres puertas de la iglesia.
FAVORECIDOS VIRTUALES
En punto de las 12:00 horas, el párroco Roberto Cordero celebró la misa virtual, al pie del altar colocaron la acostumbrada manta de “Favorecidos”, pero ahora sin los ríos de peregrinos entrando. Destacó que no se suspendió esta procesión, solo que ahora fue diferente, y pidió por la fortaleza de todos.
Afuera, los que no se resistieron a quedarse en casa, coincidían que era una triste celebración, incluso hasta con lágrimas, hubo quienes llevaron a sus niños con la tradicional indumentaria de indígenas o charros.
Llevaron sus imágenes de la Virgen Morena, flores y veladoras, y agarrados de los barrotes de la puerta, a lo lejos observaban el altar.
Se hincaban en los escalones de acceso, no les importó desobedecer el llamado de las autoridades por la contingencia sanitaria, no quisieron cortar su costumbre de peregrinar al templo de la Virgen de Guadalupe.
LÁGRIMAS, NOSTALGIA Y ORACIONES EN LAS PUERTAS DE LA GUADALUPANA
Doña Sara Salinas llevó a sus dos nietos, con trajes típicos, visiblemente emocionada expresó:
“Se siente mucha tristeza, nosotros organizamos una danza todos los años, y esta vez pues no pudimos, pedimos permiso y nos dijeron que no, pero todos los años venimos a visitar a la Reina”.
La señora Luisa Velazco, por más de una hora estuvo en la puerta del atrio, en medio de este atípico día, con ojos llorosos señaló:
“Pienso es por bien de todos, pero si da tristeza el no poder venir a verla, como todos los años que venimos a festejarla, amanecernos aquí, es triste”.
La coreógrafa y danzante Rosy López, estuvo bailando todo el día en las calles que conducen al sagrado recinto, con su enorme penacho y sudando señaló:
“Un poco triste, pero lo primero es la salud, más que nada la fe mueve montañas y aquí estamos”.
Hortencia Cuevas es vecina de la céntrica colonia Emiliano Zapata, en su casa decoró un altar con flores que ella misma fabricó de papel, pero al escuchar las campanas no evitó encaminarse al templo como toda su vida, al ver las puertas cerradas brotaron las lágrimas:
“Siento tristeza, no quiero perder mi tradición, estoy guardando sana distancia, nosotros somos católicos y guadalupanos y ahora este año no pudimos peregrinar, estamos pocos aquí pero con mucha fe, esperamos su bendición y salir adelante”.
El subdirector de Protección Civil de Puerto Vallarta, Adrián Bobadilla, informó que todo transcurrió con tranquilidad:
“Si hay movilidad de personas, que vienen saludan a la Virgen en la puerta se retiran, es un caminar lento, no hemos tenido afluencia masiva de personas”.