Por qué los mexicanos le dieron la espalda a las elecciones judiciales: ¿desinterés o desconfianza?
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El pasado 1 de junio, México vivió una jornada electoral inédita por primera vez en su historia, la ciudadanía eligió por voto popular a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial federal. A pesar del carácter histórico del proceso, la respuesta de los votantes fue tibia.
Pero, ¿por qué tantos mexicanos decidieron no acudir a las elecciones? Las respuestas van más allá de la apatía.
La escasa participación en las elecciones judiciales en México, de apenas el 12.57 al 13.32% del electorado acudiendo a las casillas, según informó el Instituto Nacional Electoral (INE).
Un porcentaje considerablemente bajo para una elección de este calibre, deja ver una combinación de factores estructurales, políticos y logísticos que generaron desconfianza y desinterés entre la ciudadanía.
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Una elección que pocos entendieron
La reforma judicial, aprobada en septiembre de 2024, permitió que más de 2,700 cargos del Poder Judicial fueran elegidos mediante voto ciudadano.
Sin embargo, la saturación de candidatos en las boletas y el desconocimiento sobre sus funciones generaron confusión. Muchos votantes expresaron en redes sociales su frustración al no conocer a ninguno de los aspirantes.
En diversos comentarios se repetía la molestia por tener que elegir entre largas listas de nombres sin información clara sobre sus trayectorias o propuestas.
Desconfianza en la reforma
Diversos sectores de la sociedad, incluyendo juristas, académicos y organismos de derechos humanos criticaron la reforma por considerar que vulnera la independencia judicial.
Según sus argumentos, al permitir que partidos políticos influyan en las candidaturas, el proceso se vuelve una extensión del poder oficialista, debilitando así la imparcialidad del sistema judicial.
Esa percepción contribuyó al escepticismo de muchos ciudadanos, quienes prefirieron no participar en lo que consideraron un mecanismo manipulado.
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La lejanía con el Poder Judicial
A diferencia de las elecciones presidenciales, estatales o municipales, cuyos efectos son más evidentes en la vida diaria, la mayoría de la ciudadanía no siente que los jueces impacten directamente en su vida cotidiana.
No obstante, sus decisiones impactan en temas clave como amparos, conflictos laborales o derechos básicos. Aun así, gran parte de la población no lo percibe como algo relevante.
Este distanciamiento explica parte del desinterés. “Cuando no se entiende la función de un cargo, la motivación para elegir a quien lo ocupa disminuye drásticamente”.
Más que una reforma, una advertencia democrática
La escasa participación en esta elección no solo plantea dudas sobre el éxito de la reforma, sino también sobre la salud democrática en el país.
Si los votantes no comprenden ni confían en los procesos, la democracia se debilita y las instituciones pierden legitimidad, incluso si hay casillas y boletas.
Los resultados oficiales se conocerán el 15 de junio y los nuevos funcionarios judiciales asumirán sus cargos el 1 de septiembre.
Pero más allá de los nombres que ocuparán esos puestos, la enseñanza de esta elección parece clara, “sin información y confianza ciudadana, no hay reforma que se sostenga”.
