León XIV conservaría las nacionalidades estadounidense y peruana

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La reciente elección de Robert Francis Prevost, como León XIV, nuevo Pontífice, ha despertado dudas sobre su situación legal en relación con la nacionalidad. Sin embargo, tanto la legislación de Estados Unidos como la de Perú permiten la doble nacionalidad, lo que indica que el Papa no estaría obligado a renunciar a ninguna de las dos ciudadanías que posee actualmente.
En el caso de Estados Unidos, la normativa permite a sus ciudadanos mantener otra nacionalidad, siempre que no exista una intención expresa de renuncia. Aunque se contemplan causas para la pérdida de la ciudadanía —como actos de traición o aceptación de cargos públicos en gobiernos extranjeros— estas condiciones no están claramente especificadas y requieren pruebas de voluntad explícita para perder la nacionalidad.
Por su parte, la Constitución del Perú es clara al afirmar que la nacionalidad peruana solo puede perderse por renuncia expresa ante una autoridad competente. Esto implica que, salvo declaración formal de León XIV, su ciudadanía peruana seguiría vigente, sin conflicto legal por su nuevo rol en la Santa Sede.
El precedente del Papa Francisco resulta ilustrativo. Al asumir como jefe de Estado del Vaticano, conservó su nacionalidad argentina, lo que refuerza la interpretación de que el Vaticano no exige la exclusividad de ciudadanía en sus pontífices. Esta práctica parece extenderse a León XIV, sin contradicción con el derecho internacional ni con la legislación nacional de sus países de origen.
Además, la adquisición de la ciudadanía peruana por parte de León XIV no fue reciente ni vinculada a su papel actual. Obtuvo la nacionalidad peruana en 2015, mientras servía como obispo en la diócesis de Chiclayo, una decisión que se ajustó plenamente a los procedimientos legales de Perú.
El análisis de las leyes comparadas de nacionalidad indica que no hay impedimentos directos para que León XIV conserve tanto su ciudadanía estadounidense como peruana. No existen disposiciones automáticas que anulen estas ciudadanías por el solo hecho de asumir el papado.