Sheinbaum se cobija ante Trump con Cuba, Venezuela, Bolivia; con quienes “tenemos cosas en común”
En la conferencia matutina de este martes, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, enfatizó las afinidades de su gobierno con otros mandatarios de la región que comparten una visión progresista.
En respuesta a una pregunta de una reportera, declaró:
“…bueno, es parte de los gobiernos progresistas de América Latina; América Latina tiene a Chile, con Boric; recientemente ganó el Frente Amplio en Uruguay, que recuperó este Frente Progresista el gobierno de Uruguay; Bolivia, que tiene su problemática particular, pero es un gobierno progresista; por supuesto Brasil, con Lula; Honduras, con la presidenta Xiomara; y Guatemala, con el presidente Arévalo; eh y México; Venezuela, que tiene su problemática que todos conocemos; y Cuba, evidentemente. Entonces son gobiernos progresistas que tenemos muchas cosas en común”.
La lista presentada por Sheinbaum incluyó a los mandatarios Gabriel Boric de Chile, Luis Arce de Bolivia, Lula da Silva de Brasil, Xiomara Castro de Honduras, Bernardo Arévalo de Guatemala, además de los gobiernos de Venezuela y Cuba.
La presidenta destacó que estos países comparten enfoques alineados en temas como la justicia social, la soberanía regional y la lucha contra las desigualdades.
La declaración parece haber sido cuidadosamente preparada, posiblemente en respuesta a los recientes comentarios del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha prometido endurecer las políticas migratorias, imponer aranceles y reforzar las medidas contra el tráfico de drogas en la frontera sur.
Estas posturas han intensificado las tensiones entre ambos países, colocando a México en una posición de equilibrio delicado entre sus principios soberanos y las presiones de su poderoso vecino del norte.
El tono de la respuesta de Sheinbaum, descrito como “tímido” por algunos analistas, subraya los retos que enfrenta su gobierno para proyectar liderazgo regional sin deteriorar la relación con Washington.
Cabe mencionar que la pregunta provino de una reportera identificada como cercana a los medios afines a la Cuarta Transformación, lo que ha levantado críticas sobre el carácter controlado de la conferencia matutina.
La enumeración de “gobiernos progresistas” no estuvo exenta de matices. Sheinbaum reconoció las “problemáticas particulares” de Venezuela y Bolivia, países donde las crisis políticas y económicas han generado divisiones en la región.
Además, el recién electo gobierno del Frente Amplio en Uruguay, liderado por el presidente electo Andrés Lima, marca un retorno al progresismo en un país que había estado bajo administraciones conservadoras en los últimos años.
La referencia a Cuba y Venezuela también fue notable, dado que ambos países han enfrentado sanción internacional y son vistos con reservas incluso por algunos aliados progresistas más moderados. Aún así, la presidenta reiteró la importancia de mantener lazos estrechos y el espíritu de solidaridad.
La intervención de Sheinbaum ha provocado diversas reacciones. Desde la oposición, señalaron que la presidenta intenta desviar la atención de los retos internos, como el aumento de la migración irregular y las tensiones comerciales con Estados Unidos.
Por su parte, expertos en política internacional consideran que el enfoque en los gobiernos progresistas busca reforzar la imagen de México como un actor clave en la integración regional, pero subrayan que los discursos deben traducirse en acciones concretas para fortalecer el bloque.
Mientras Trump promete una postura más estricta hacia México, el gobierno de Sheinbaum deberá navegar un complejo panorama internacional.
Por un lado, reforzar su papel dentro de un bloque progresista diverso y a menudo dividido; por el otro, lidiar con una administración estadounidense que podría imponer restricciones severas que afecten el comercio, la seguridad y los flujos migratorios.
La referencia a los gobiernos progresistas podría interpretarse como un intento de consolidar alianzas regionales que sirvan de contrapeso a la influencia estadounidense, pero también como una declaración de principios en un momento en que la región enfrenta presiones externas crecientes.