El rey de España Felipe VI, Claudia Sheinbaum y la historia que forjó su existencia

¿Qué sería de México sin la conquista? Reflexiones sobre los orígenes étnicos de la presidenta electa y cómo la historia define nuestro presente
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Claudia Sheinbaum anuncia en rueda de prensa que vivirá en Palacio Nacional

La historia de México está marcada por una serie de eventos que han determinado su presente, desde la llegada de los españoles en 1492 hasta la migración de distintas comunidades a lo largo de los siglos.

Uno de esos eventos es la Conquista, que cambió para siempre el rumbo del continente americano y, en consecuencia, de las familias que se asentaron en él. Entre ellas, una que sería crucial en la historia reciente del país: la familia Sheinbaum Pardo.

Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa de México, es el producto de un cruce de culturas que parecerían improbables en un mundo donde la Conquista jamás hubiera ocurrido.

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Su padre, Carlos Sheinbaum, de origen judío asquenazí, y su madre, Annie Pardo, de ascendencia sefardí, representan dos de los múltiples rostros de la migración judía a América, un fenómeno que no habría sido posible sin el entrelazamiento de Europa y América.

Sin el establecimiento español en América y la posterior mezcla de culturas, es improbable que México hubiera sido el destino de la familia Sheinbaum Pardo.

De hecho, sin la historia que une a la península ibérica con América Latina, la familia Sheinbaum habría permanecido en Europa, probablemente en Lituania o Bulgaria, de donde provienen sus raíces. Así, la presidenta electa, como la conocemos hoy, jamás habría existido.

Pero más allá de la historia personal de Sheinbaum, esta reflexión nos lleva a una pregunta más amplia: ¿qué sería de México sin los millones de personas que, como ella, tienen orígenes multiculturales e internacionales?

México, tal como lo entendemos hoy, es un país forjado por la fusión de culturas: indígenas, europeas, africanas y asiáticas. Cada una de estas influencias ha sido clave en la creación de la identidad nacional.

Este cruce de culturas también ha generado tensiones en el presente. Recientemente, el gobierno electo de Claudia Sheinbaum decidió no invitar al rey de España a su toma de posesión, una acción que provocó la declinación del gobierno español a la invitación al evento.

Esta decisión refleja la postura del gobierno de Morena, la llamada Cuarta Transformación (4T), que ha insistido en que España debería pedir disculpas por la Conquista.

Es un debate que, aunque cargado de significado histórico, parece ignorar que ese proceso, por más doloroso que haya sido, es parte esencial de lo que somos hoy como nación.

La Conquista, a pesar de ser un evento violento y traumático para las culturas prehispánicas, trajo consigo un proceso de transformación que moldeó no solo a las personas, sino también a las instituciones y estructuras que definen a la nación.

Claudia Sheinbaum, con su trayectoria política y académica, es un claro ejemplo de cómo esta diversidad cultural ha influido en la historia de México contemporáneo.

Al imaginar un mundo sin la Conquista, sin esa mezcla de culturas, también nos enfrentamos a la posibilidad de que el México actual —y la diversidad que caracteriza a su población— simplemente no existiría.

Sheinbaum, sin su origen étnico y cultural, sería otro ejemplo perdido en la historia alternativa de un país que habría sido distinto.
La historia, al fin y al cabo, no solo forja naciones, sino a las personas que las lideran.

Hugo Lynn