Recomendaciones básicas si estás a punto de elaborar tu testamento
En Derecho, la propiedad es el poder directo e inmediato sobre un objeto o bien, por la que se atribuye a su titular la capacidad de disponer del mismo, sin más limitaciones que las que imponga la ley.
Por tanto entender el concepto de propiedad y sus alcances, es lo primero que debemos saber si estamos frente a una situación específica, como lo es preparar nuestra herencia. Gozar de la propiedad absoluta, implica contar con las facultades jurídicas más amplias que el ordenamiento jurídico reconoce a una persona para disponer sobre un bien.
Ahora, para testar es necesario distinguir lo siguiente:
Los bienes inmuebles, como su nombre lo indica son posesiones fijas, que no se pueden trasladar de un lugar a otro: un terreno, una finca, una casa o un edificio. Sin embargo, la ley considera que son también bienes inmuebles los árboles que crecen en un terreno, los animales que pertenecen a un rancho y los sembradíos de un huerto.
Por otro lado, los bienes muebles son objetos que no están fijos, no forman parte de algo que esté fijo: un automóvil, el mobiliario de un pent-house, etc. Cabe destacar que mientras la manera más común de comprobar la posesión de un bien inmueble es por medio de un título de propiedad o de escritura pública, la de un bien mueble reside en el hecho mismo de usarlo.
Por eso los notarios aconsejan no olvidar incluir en la lista sus bienes inmateriales (bienes incorpóreos), esto es, aquellos que no son visibles ni palpables y que siempre representan un derecho, como el de cobrar una letra de cambio vencida, una renta, etc. De acuerdo con la ley, estos bienes se consideran muebles o inmuebles según se relacionen con bienes muebles o inmuebles.
Por eso te recomendamos hacer una lista de tus bienes, incluye todos, identifícalos y acude a tu notario de confianza, asesórate bien y no heredes problemas. De cualquier modo, en caso de que no clasifiques correctamente tus pertenencias al testar, los beneficiarios y las autoridades deberán apegarse a lo que tú hayas dispuesto en el testamento.