Luis Alberto Robles “El Vallarta”, con el nombre de su pueblo triunfó en Míster México

Luis Alberto Robles “El Vallarta” fue el mejor cuerpo del país en la década de 1970, dejó su nombre inscrito en lo más alto del Fisicoculturismo
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Este 31 de mayo se conmemora el aniversario 106 de la creación del municipio Puerto Vallarta y el cumpleaños 56 de su elevación a ciudad.

Un deportista destacado que ha llevado su nombre a lo más alto del fisiculturismo en el país es Luis Alberto Robles Viorato conocido en nuestra población como “Macumba”, pero a nivel nacional su sobrenombre ha sido “El Vallarta”, quien en 1977 se convirtió en el primer jalisciense en obtener el trofeo de “Míster México” por la perfección de su cuerpo.

Luis Alberto “El Vallarta” pasó además a la historia de esta disciplina, por haber innovado el sistema de entrenamiento y alimentación, adaptándolo a su tierra; fue de los pioneros en correr sobre la playa Los Muertos y las escaleras del Caballito en Las Pilitas y el cerrito de El Pulpito, además de nadar.

Su dieta la basaba en pescado cocido y asado, el típico “envarasado” porque se caliente en brazas en la arena atravesado por una vara, además de tomar abundante agua de coco; sus músculos eran naturales, sin esteroides.

INICIÓ EN MEDIO DEL PARAISO

Nació el 11 de septiembre de 1950 en la entonces “colonia agraria”, en la hoy esquina de Constitución y Francisco I. Madero de la Emiliano Zapata, en este paraíso creció a la par que Puerto Vallarta, le tocó ver nutrias o “perros de agua” en el rio Cuale.

“Recuerdo era la época de la abundancia, todo era natural, por ejemplo esperábamos a que bajara la marea y veías debajo de las rocas las antenas de langostas, ostiones enormes encima…el pescado llegaba, había picazones de sardinas, las olas sacaban los peces, entonces era una época increíble, en época de lluvias bajaba la corriente del Cuale con palizadas y cuando clareaba te metías 2 metros y te picaban en los pies puro camaroncito”, añoró.

En el Cine Morelos, que se ubicaba casi frente a la plaza, vio la película Hércules, le impresionó el cuerpo del actor Steve Reeves, fue quien lo inspiró a construir su cuerpo, al ingresar a la secundaria ETI 49 tuvo como maestro a Enrique Huerta, recién egresado de la Escuela Nacional de Educación Física, corría el año de 1964 y el profesor los introdujo en nuevas disciplinas.

“Yo lo veo con ese físico increíble, y le digo ¿maestro que tengo que hacer para tener un cuerpo como usted?, me respondió: hacer ejercicio con pesas, te vienes hoy a las cinco de la tarde a mi oficina, ahí tengo unos fierros para entrenar, así fue como yo empecé a entrenar con él, fue el primero que me puso pesas en las manos”, reconoció.

GRANDES MAESTROS LO GUIARON

Después en vacaciones entrenaba con Manuel Andrade Beltrán, quien instaló el primer gimnasio en el puerto.

Tuvo que salir a la Ciudad de México para estudiar, pues en Vallarta no había ni preparatoria, en la capital se inscribió en el Politécnico Nacional, allá coincidieron varios vallartenses y se organizaron como asociación civil, para fundar la “Casa de del Estudiante Jalisciense radicados en el Distrito Federal”, con la cooperación de todos y el apoyo del político Sergio García Ramírez, en la colonia Condesa.

El maestro Huerta nunca le quitó los ojos, un día lo visitó en la Ciudad de México y lo presentó con su mentor Jorge Castañeda Lince, quien había sido Míster México en dos ocasiones y Míster Universo 1962, se anotó en su gimnasio Metropolitano, siempre con la supervisión y consejos de profesor Enrique.

La primer tarima que pisó fue en 1971 en la Unidad Deportiva “Eduardo Molina”, a pesar de no saber posar se alzó con el primer lugar, ahí conoció al campeón Héctor Pliego quien a los 19 años ganó el Míster México, se convirtieron en casi hermanos, entrenaban juntos y le compartió los secretos para definir músculos, rutinas y poses, en 1972 compitió en 9 ocasiones, se alzó con 7 triunfos, 1 segundo lugar y el cuarto lugar en Míster México, donde fue la revelación obteniendo el título “El Novato del Año”.

INNOVACIONES A ENTRENAMIENTOS Y DIETA POR LAS CONDICIONES DE SU TIERRA

Su carrera era imparable, fueron numerosos los triunfos, en 1973 ganó Míster Músculo y el tercer lugar en el Míster México, al siguiente año en Tijuana ganó el Míster México de la IFBB Federación Internacional de Fisicoculturismo, entonces regresó a Vallarta, donde tuvo que adaptarse a su geografía, clima y comida, de manera natural enriqueció al deporte.

“Los fisicoculturistas se hacían en el gimnasio nada más, aquí me uní a un grupo de corredores que dirigía Antonio González Lomelí, pero no me gustó correr sobre la carretera por peligroso, entonces me bajé a la playa ahí empecé a correr y nadar, subía las escaleras del Caballito y a entrenar de esa nueva manera, mi físico cambió, aparte es muy caluroso Vallarta para no desgastarme entrenaba temprano en la mañana, a mediodía nadaba y corría en la playa y en la noche volvía a entrenar” .

EL MOMENTO EN QUE CAMBIÓ DE NOMBRE

Con emoción narró el día en qué pasó a llamarse “El Vallarta”:

“En el Distrito Federal en 1972 durante una competencia nacional que organizó José Castañeda Lince, invité a muchachos de la Casa del Estudiante Jalisciense y compañeros de la Escuela Superior de Comercio Administración del Politécnico a que me apoyaran, me acompañan, despues de haber ganado mi categoria novatos abierta, y cuando competía por el absoluto en la mesa de jueces estaban indecisos, mientras el respetable gritaba, aplaudía, chiflaba y coreaba el número de su competidor favorito, pues siempre llevábamos un número que nos identificaba, llegó un momento en que el público que me apoyaba sintió que no era suficiente y comenzó a corear al unísono ¡Vallarta, Vallarta, Vallarta!” y así fue como nació mi nombre de lucha, se me quedó Luis Alberto Robles El Vallarta, ese fue, es y seguirá siendo mi gran orgullo”

Creó el sistema de entrenamiento doble dividido, cambió también su dieta, primero subió volumen llegando a pesar mas de 100 kilos, diario comía una docena de huevos, después aprendió a comer cinco veces al día y no combinar líquidos con sólidos, en Vallarta consumió a pescado asado y huevos cocidos, siempre se hidrataba con agua de coco.

POR SU HIJO SE INSCRIBIÓ AL MÁXIMO CAMPEONATO NACIONAL

Así ganó el Míster México de Occidente 1975 en Guadalajara donde se llevó cinco subdivisiones y el Míster Hércules Internacional 1976, entonces ya estaba casado con Consuelo Bracamontes Macías desde 1974, también vallartense y había llegado su primer hijo Ramsés Alberto, derrotó a varios que ostentaron el título Míster México incluso a un Míster Estados Unidos, en los periódicos deportivos y revistas especializadas sonaba fuerte su nombre, así llega el glorioso 1977, hoy casi medio siglo despues con lágrimas recordó el momento:

“Había una revista especializada Muscle Power, en su sección Preguntas y Respuestas alguien cuestionó ¿cuántas veces ha ganado el Míster México Luis Alberto Robles El Vallarta?, le contestaron había ganado dos que no eran reconocidos por la Federación Mexicana de Fisicoculturismo, entonces dije…yo tengo un hijo y el día de mañana crecerá y dirá mi papá fue Míster México y le mostrarán la lista oficial donde no aparezco, entonces por mí hijo, quien ya no existe Dios lo tiene arriba con él, me puse a entrenar y me preparé y fui a Acapulco, Guerrero que en esa ocasión fue la sede, gané el amateur y dos subdivisiones mejor brazo y mas musculado y gané el profesional, gané los dos Míster México en el mismo día”.

Impactó por la transformación, en la eliminatoria se presentó seco en el Centro de Convenciones de Acapulco, pero en cuanto regresó al hotel cenó cinco litros de refresco, leche, atunes y al día siguiente en el bufete desayunó las porciones de dos personas, al momento de subir al escenario no lo reconocían por su hidratación, aumento muscular, basculación, le habían brotado las venas, fue como una esponja que se infló, algo desconocido, hoy lo llaman “carga de carbohidratos”, además se había cortado el cabello.

Participaron 1 competidor por cada estado, en las tres categorías: chica, mediana y alta, al final se enfrentaron los tres ganadores respectivos, así como triunfadores de otros años y entre ellos se le eligió campeón absoluto y su nombre fue inscrito en la lista oficial.

“Te dan un trofeo por la subdivisión, te dan el trofeo por la categoría alta, otro por e triunfo absoluto, otro por el profesional, ¡la bronca era traérmelos!, pero es una gran satisfacción porque gané para Jalisco el primer Míster México”.

LOS PREMIOS Y TENTACIONES

Los premios económicos llegaron después, lo contrataban para entrevistas, seminarios, exhibiciones, asesorías, además de patrocinios.

Le correspondía participar en el Míster Universo a realizarse en Paris, Francia, pero no contó con el apoyo de las autoridades para el boleto de avión.

Vivió la fama, incluso lo llamaron a actuar en unos documentales y películas, presentaciones en televisión, pero el espectáculo no fue lo suyo. Estudió para licenciado en Relaciones Comerciales, no se pudo titular porque se atravesó su boda, sin embargo, el deporte le ganó amistades y abrió otras puertas: le dieron trabajo en la Secretaría de la Reforma Agraria, llegando a ser jefe de la promotoría en Tomatlán y Puerto Vallarta, fue delegado regional de Transito del Estado, formó parte de una empresa de seguridad privada y también estuvo en la CTM con Rafael Yerena.

Llegaron más hijos: Cuitláhuac, Luis Pablo, Gabriel Alberto y Beatriz Sarahí, quien siguió sus pasos y ganó Miss Bikini Máster en Canadá. Los momentos tristes fue la pérdida de su primogénito Ramsés en un accidente automovilístico hace 14 años y su esposa fue víctima de COVID el año pasado.

UN CUERPO NATURAL Y SIN TRAMPAS

El 31 de mayo del 2018 el Ayuntamiento lo condecoró con el “Premio Puerto Vallarta”, por su trayectoria ejemplar en el Deporte, que recibió en sesión solemne. Actualmente se unió a una empresa familiar, como gerente del restaurante Ballena Blanca en la Cruz de Huanacaxtle. Por siempre su nombre estará ligado al pueblo que lo vio nacer.

“Cuando estas en las competencias a nivel nacional, llega un momento que te anuncian: aquí con el número 25 de Puerto Vallarta, Luis Alberto Robles El Vallarta, entonces es parte de mi nombre, mi esencia, es muy bonito, donde las revistas y periódicos escribían mi nombre como El Vallarta, mis fotos amplificadas en los gimnasios decían El Vallarta, ya ni siquiera Luis Alberto Robles”.

Su historia es inspiracional, siempre recomienda a los jóvenes que se interesan en el deporte a tener cuidado con los anabólicos, esteroides y otras drogas, pues despues pagan la factura:

“¡Todo se puede natural!, ¡hay que darle al cuerpo, exigirle al cuerpo, sacar lo que tiene adentro, exponerlo, el cuerpo es maravilloso es un templo!”

Su palmarés es de 14 campeonatos, pero sobre todo el cariño de los vallartenses y el reconocimiento de los aficionados al fisicoculturismo donde es considerado una leyenda ni,un se siente muy agradecido y dijo eso se lo llevará hasta la muerte.

jb

Autor

  • Miguel González Guerra

    Orgulloso de ser pata salada, nací en la calle Púlpito a una cuadra de la playa Los Muertos y siempre he vivido en Puerto Vallarta. Egresado del Conalep, diplomado de Periodismo en la UNAM, cursé talleres de comunicación en el periódico El Financiero y la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Desde los 14 años trabajé en la rotativa y formato del diario Nuevo Día, en marzo de 1988 publiqué mi primera columna en Vallarta Opina, inicié con las fuentes de sociales y cultura. Laboré en otros dos diarios de la región y una estación de radio. Desde 1991 formé parte de las filas de Tribuna de la Bahía, en diferentes etapas, cubriendo información general, sobre todo las colonias populares, ejidos, delegaciones, iglesias, escuelas y gobierno. Me gusta pintar, leer, el cine, pasear por la naturaleza y pueblear alrededor.

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