El mérito: Frontera entre Claudia y AMLO

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Según el diccionario de la Real Academia Española, el término mérito tiene al menos tres significados relevantes, a saber: acción o conducta digna de premio o alabanza; derecho a reconocimiento; y valor o importancia de una persona o de una cosa.

Ángel Puyol González señala que “El mérito es un valor absolutamente presente en nuestra sociedad, hasta el punto de que a su alrededor gira un modelo social propio: la meritocracia. El mérito y la meritocracia suelen asociarse a las aspiraciones igualitaristas de quienes confían en que los individuos sean valorados, en el acceso a las posiciones sociales, por su capacidad y no por otros requisitos moralmente irrelevantes como el origen social, étnico, cultural, el sexo, el aspecto físico, las creencias religiosas o la ideología. Pero, paradójicamente, tanto el mérito como la meritocracia tienen un escaso compromiso con el valor de la igualdad”.

Claudia Sheinbaum ha sido formada profesionalmente en el único refugio digno que permitía el PRI-Gobierno a los militantes de izquierda: la academia. Ahí tuvo que competir en concursos de oposición públicos y abiertos para obtener una plaza desplazando a otros iguales que no fueron meritorios; es decir, Claudia se forjó en la meritocracia; su trayectoria, incluyendo especialmente a sus padres, está modelada en la igualdad de oportunidades para competir y sobresalir.

Esta cualidad o característica personalísima de la candidata a la Presidencia de la República, marca una frontera que deslindará y hará visibles, en el futuro inmediato, las diferencias entre ella y Andrés Manuel López Obrador, gane o pierda la elección presidencial.

En un apretado resumen, seguramente injusto para ella, Claudia Sheinbaum y su familia han subordinado la igualdad al mérito, logrando con esfuerzo lo que hasta hoy se les conoce en los ámbitos personal, familiar, político, social y económico.

AMLO, en cambio, parece que siempre ha subordinado el mérito a la igualdad y a la justicia, lo cual explica su animadversión al aspiracionismo y su obsesión austericismo, si se permite la expresión.

Con toda seguridad, si Claudia Sheinbaum gana la contienda electoral, Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y otras personalidades muy cercanas a ella, alimentarán en sus proyectos de gobierno esa frontera diferenciadora que les permitirá trazar la identidad y la marca que del próximo gobierno federal en su gestión 2024-2030.

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