En el país de no pasa nada

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“En el país de no pasa nada” es el título de una película mexicana publicada en el 2000, dirigida por Maricarmen De Lara. Este largometraje de humor negro, protagonizado por Fernando Luján, cuenta la historia de un comerciante que se encarga de lavar dinero para su jefe, quien es director de una importante empresa estatal. Además, este galán engaña a su esposa con una joven cantante. Cualquier parecido con la realidad, querido lector, es producto de su mente torcida, porque en México nunca hemos visto situaciones similares.  

En México ya no hay corrupción, ningún político o funcionario se lava las manos ni avienta la bolita, las autoridades tampoco negocian arrestos o capturas para desviar la atención de temas mucho más relevantes, tampoco otorgan privilegios a delincuentes para no pisar la cárcel. No, esas cosas no pasan aquí.  

En México no existen los sobornos, no se ha permitido crecer a las organizaciones criminales ni mucho menos se ha pactado con ellas, no se liberan a los delincuentes cuando ya los tienen en las manos, no se hacen de la vista gorda cuando en una de las ciudades más turísticas del país secuestran a 20 personas de un jalón.  

México no se encuentra entre los primeros 5 países con más muertos por el coronavirus. No faltan los medicamentos, la gente no tiene que perder su patrimonio o endeudarse hasta el cuello para pagar cuentas de hospital y conservar la vida, menos en una pandemia como la que estamos viviendo. Aquí la salud no es un privilegio, es derecho de todos recibir la mejor atención. Los papás no deben sacar del país a sus hijos intentando salvarles la vida, tampoco los ven morir en sus brazos por negligencia. Los médicos y enfermeras cuentan con salarios dignos, con prestaciones de primer mundo, con horarios que les permiten otorgar una magnífica atención. Tienen todos los suministros necesarios para ejercer su oficio sin poner en riesgo su vida.  

En México las empresas no tienen que cerrar porque el coronavirus los puso contra las cuerdas. Hay tantos apoyos de gobierno, tan bien planeados y ejecutados, que no nos mordemos las uñas, ni tenemos problemas para conciliar el sueño. 

¿Qué les digo de la violencia? Aquí todos estamos protegidos, no hay violencia dentro de los hogares, no hay feminicidios; es más, salimos a la calle sin temor a que nos roben la cartera o a encontrarnos con alguna balacera. México no se mantiene como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. No, aquí no pasa nada.

 

 

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