Energías limpias, una deuda pendiente

Tenemos que hacer reducciones drásticas en las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la transición a fuentes de energía renovables
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Fernando Castro

México se enfrenta a un imponente desafío respecto del suministro de energía. Debe producir mucho más y no solo para satisfacer la demanda actual, que con demasiada frecuencia queda insatisfecha. Aprovechar el nearshoring de las cadenas de suministro globales requerirá una expansión masiva en la generación de energía para servir a las empresas que espera atraer dentro de sus fronteras, al tiempo que debe reducir el impacto ambiental que genera la producción eléctrica.

Menos del 30% de la energía de México procede de fuentes no fósiles, frente al 40% de los Estados Unidos. Sin muchas inversiones nuevas, el país tiene pocas esperanzas de alcanzar su objetivo de generar el 35% de su energía a partir de fuentes limpias para este año, y mucho menos de cumplir su compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 35% para 2030.

A pesar de que el país tiene potencial para generar hasta 37% de energías verdes, al cierre del año solo se llegaría a 32%. México cuenta con dicha posibilidad dada su privilegiada ubicación y clima, lo que permitiría generar energía solar, eólica, térmica o hidroeléctrica y llegar hasta ese por ciento al final de 2024; el problema es que no tenemos condiciones para que el sector público y privado se apoyen entre sí para incluso superar la meta. Y las pocas oportunidades han sido clausuradas por el gobierno de la 4T. Basta ver el caso de la planta fotovoltaica de Sempra, en Tecate, Baja California.

Para 2022, la proporción de energías limpias se redujo a menos del 27% y para el tercer trimestre de 2023, la cantidad de energía procedente de fuentes limpias alcanzó el 30.1%, cifra que no se puede superar.

El objetivo de México no es solo generar energía limpia, sino también brindar el servicio eléctrico para un millón 15 mil mexicanos que no tiene acceso a este servicio.

México tiene muchos retos en materia de energía; primero es ofrecer el servicio a quienes hoy no tienen acceso, pero también, y esto es muy importante, necesita invertir en infraestructura, ya que uno de los grandes problemas que tenemos está en las líneas de transmisión, que no son suficientes para abastecer la demanda actual.

Muchas industrias se han visto obligadas a invertir en baterías de litio de carácter industrial para comprar energía, cuando ésta es más barata en las subastas, al tiempo que la almacenan para consumirla cuando la energía es más cara e incluso en caso de apagones, los cuales, podremos esperar en este verano, cuando se prevé será uno de los más calurosos de la historia.

A pesar de los compromisos adquiridos por las naciones en el Acuerdo de París sobre la reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero para contrarrestar los efectos del calentamiento global, se estima que la demanda de energías no renovables como las derivadas del carbón, el petróleo y el gas no caigan y, por el contrario, alcancen una cifra récord este año. De estas tres, la que menos se espera que crezca es la del gas por el alto precio de esta (crecimiento de 1,2% frente a 1,7 de petróleo y 2% estimado de carbón).

El cambio climático es el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad. Nos está afectando a todos, especialmente a los más vulnerables. No podemos darnos el lujo de esperar más. Ya estamos tomando medidas, pero tenemos que hacer más y tenemos que hacerlo rápidamente. Tenemos que hacer reducciones drásticas en las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la transición a fuentes de energía renovables.

El gas natural es el energético esencial para lograrlo, no solo porque es un combustible más limpio, seguro y competitivo, sino porque también es el más utilizado en las tecnologías de respaldo ante la intermitencia que presentan las renovables.

El tema fundamental para México es todo este tiempo perdido para el cumplimiento óptimo y honesto de los compromisos nacionales e internacionales para aumentar la participación de las energías libres de contaminantes. El riesgo está en las sanciones que en alguna medida llegan a ser económicas debilitando las finanzas del país. La oportunidad para el empresariado está en invertir en energías limpias para contribuir a un mundo sustentable.

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