Los riesgos de Pemex

El siguiente Gobierno federal heredará un Pemex ahogado en sus finanzas.
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Fernando Castro

De acuerdo con el informe anual de perspectivas para México del Instituto Baker, se prevé que los riesgos asociados con las deficiencias financieras y operativas de Pemex repercutirán más allá de 2024. El siguiente Gobierno federal heredará un Pemex ahogado en sus finanzas.

Con base en las sombrías perspectivas financieras para Pemex en 2024, anticipamos que el gobierno federal no alcanzará su objetivo de aumentar la producción de combustible y petróleo crudo a los niveles previstos. En otras palabras, la capacidad de la empresa para mejorar su desempeño operativo se verá afectada por un margen limitado para impulsar los gastos de capital totales.

La única opción viable para salvar a Pemex es abrirla al capital privado. Los ingresos que aporta Pemex al Gobierno federal en el sexenio cayeron 56 por ciento versus la pasada Administración. La cifra neta sería menor si se considera que el Gobierno le ha dado un 60 por ciento de los ingresos que le contribuyó.

Las pérdidas netas de Pemex en el sexenio representan 74 por ciento de las aportaciones que hace al Gobierno. El 80 por ciento provienen de su división de refinerías.

A pesar de que el Gobierno ha apoyado a Pemex con 798 mil millones de pesos en el sexenio, la deuda total creció en 250 mil millones de pesos, un 7 por ciento más respecto al final del sexenio pasado. La deuda de corto plazo pasó del 13 al 29 por ciento del total y multiplicó por 2.5 su deuda de corto plazo.

El presidente Andrés Manuel López Obrador no rechazó que haya ampliado la diferencia entre los precios de la gasolina entre México y Estados Unidos. Ahora resulta más caro comprar gasolina en México que en Estados Unidos; la diferencia en sus precios aumenta 65.8 por ciento en el último año.

Hasta diciembre pasado, el precio promedio por litro de la gasolina regular en México fue de 22.24 pesos, mientras que el costo promedio en Estados Unidos por litro para la regular fue equivalente a 14.58 pesos, un diferencial de 7.66 pesos.

Uno de los factores que acentúan el diferencial de precios es la falta de competencia en el mercado mexicano, pues las tarifas internacionales del petróleo no se reflejan en el consumidor, como sí sucede en EE.UU.

Y mientras Pemex sea el actor dominante y tenga un papel preponderante en la determinación de precios, difícilmente los empresarios tendrán un incentivo para diferenciarse. Además, hace falta infraestructura para que otros actores hagan la importación de combustibles.

Con los precios vigentes ayer, llenar un tanque de 50 litros de gasolina a 16.99 pesos por litro en el lado mexicano costaba 849 pesos, mientras en El Paso, Texas, con la misma calidad de gasolina, en 575 pesos, una diferencia de 274 pesos.

En estaciones de gasolina de establecimientos como Costco o Sam ‘s, tienen un octanaje más bajo y «obviamente, la gasolina es más barata».

Los mexicanos pagan el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), lo que encarece el precio final de los combustibles.

La única salida viable es el capital privado, pero por un lado es difícil que haya inversionistas que quieran invertir en Pemex por su altísima deuda e ineficiencia. Por el lado legal no habría impedimento, aunque sí por el lado ideológico de la actual Administración.

 

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