Emotiva despedida al padre Julio Ulloa en el templo de Infonavit CTM

El obispo Luis Artemio Flores y cuarenta sacerdotes concelebraron la misa de cuerpo presente del Padre Julio, sus excompañeros del grupo CEC al final entonaron el himno de los brigadistas “Sueño Imposible”
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Pesar entre la grey católica vallartense causó el fallecimiento del padre Julio Ulloa Macedo, a los 59 años, este lunes 18 de diciembre, tras larga enfermedad. Sus restos mortales fueron velados en la parroquia de San José Obrero del fraccionamiento Infonavit CTM, donde el mediodía del martes se realizó su misa exequial, oficiada por el obispo Luis Artemio Flores Calzada y su hermano el también presbítero José de Jesús “Quimis” Ulloa, concelebrada por 40 sacerdotes de la región.

El templo fue insuficiente, a tantos feligreses, religiosas y amigos que se dieron cita para despedir al padre Julio, tuvieron que instalar unos toldos y sillas en el atrio, alrededor colocaron coronas y ramos de flores, que llevaron catequistas, Antorchistas, excompañeros de la secundaria ETI y familias que lo apreciaron.

En primera fila estuvieron sus hermanos: Rogelio, Guadalupe, Carmen, Jaime, Raúl, Francisco, Arturo y Ricardo, así como sobrinos. Sus excompañeros del grupo juvenil CEC se reencontraron para armar el coro, al final rodearon el féretro y entonaron el himno de los brigadistas “Sueño Imposible”, entre lágrimas gritaron “¡Cristo Vive!”.

Sobre el ataúd colocaron su ornamento sacerdotal: alba, casulla, estola y el evangeliario. También custodió el momento la bandera de la Adoración Nocturna del Santísimo Sacramento.

Se desempeñaba como vicario en las parroquias del fraccionamiento Infonavit CTM y la Divina Providencia de la colonia La Vena y la capilla de San Felipe de Jesús de las colonias Diaz Ordaz y Versalles, donde se entregó a su labor pastoral, ya con bastón tras una operación a corazón abierto y los estragos por problemas del riñón. Antes estuvo de párroco en el templo María Reina de la Paz de Marina Vallarta.

Fue un sacerdote muy comprometido con su ministerio, trabajó en varias comunidades de Nayarit, como Ahuacatlán, Jarretaderas y Valle Dorado, en el municipio de Bahía de Banderas. También fue capellán del Reclusorio de Puerto Vallarta, así como asesor y maestro del Seminario Diocesano de Tepic.

El obispo Luis Artemio los describió como un hombre consagrado a Dios, que será recordado por sus buenas obras: “El padre Julio no ha muerto, ¡está con el Señor!. Él fue un sacerdote bueno, procuró siempre cumplir la misión que Dios le dio, también ofreció su enfermedad y dolores por nosotros, su iglesia. Hoy el Señor nos anuncia la esperanza, el banquete celestial nos espera. Por el bautismo morimos al pecado y resucitamos ya a la vida nueva de Cristo”.

El padre Julio nació el 7 de julio de 1964 en Puerto Vallarta, fue el noveno de los diez hijos de los señores Demetrio Ulloa González y Carmen Macedo Gómez, fue vecino del Centro de la Ciudad, creció en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, donde fue campanero y brigadista del grupo CEC Círculo de Estudiantes Católicos, ahí descubrió su vocación sacerdotal, ingresó al seminario de Santa María del Oro, el obispo Alfonso Humberto Robles Cota lo ordenó presbítero el 25 de octubre de 1991, obtuvo la licenciatura en Filosofía por la Pontifica Universidad Gregoriana en Roma, Italia.

Al final de la eucaristía, su hermano, el padre Jesús, agradeció con voz entrecortada el apoyo de la gente, recordó los últimos días de Julio, siempre añorando impartir la comunión. Su cuerpo fue cremado, sus cenizas serán llevadas el jueves al templo de Guadalupe y el viernes al de la Divina Providencia en la avenida Francisco Villa.

 

AT

Autor

  • Miguel González Guerra

    Orgulloso de ser pata salada, nací en la calle Púlpito a una cuadra de la playa Los Muertos y siempre he vivido en Puerto Vallarta. Egresado del Conalep, diplomado de Periodismo en la UNAM, cursé talleres de comunicación en el periódico El Financiero y la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Desde los 14 años trabajé en la rotativa y formato del diario Nuevo Día, en marzo de 1988 publiqué mi primera columna en Vallarta Opina, inicié con las fuentes de sociales y cultura. Laboré en otros dos diarios de la región y una estación de radio. Desde 1991 formé parte de las filas de Tribuna de la Bahía, en diferentes etapas, cubriendo información general, sobre todo las colonias populares, ejidos, delegaciones, iglesias, escuelas y gobierno. Me gusta pintar, leer, el cine, pasear por la naturaleza y pueblear alrededor.

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